El confinamiento ha propiciado que este año tengamos más ganas que nunca de salir a la calle, al campo o a la playa para poder realizar actividades tan sencillas como caminar, correr o nadar en el mar sin necesidad de mirar el reloj. ¡Nos morimos de ganas de salir a la calle sin horarios para recibir los rayos del sol!
Pero ¡cuidado!... este deseo de disfrutar del sol no debe hacernos olvidar lo importante que es protegernos de él. No queremos sufrir quemaduras en la piel, daños oculares ni, mucho menos, insolaciones. Sobre esto queremos hablar en el artículo de hoy: cómo evitar los golpes de calor durante el verano.
¿Qué es un golpe de calor?
El calor de los meses veraniegos propicia que cualquier persona pueda sufrir una insolación, si bien los más vulnerables son los niños, los mayores y las personas con patologías como obesidad o enfermedades del aparato circulatorio o respiratorio.
Nuestro cuerpo tiene un sistema propio de regulación para soportar las altas temperaturas, pero si el calor es excesivo estos mecanismos pueden convertirse en un problema. Así, un golpe de calor no es más que una subida de temperatura corporal extrema que el mismo cuerpo es incapaz de controlar y disminuir.
Cuando se produce, se manifiesta con los siguientes síntomas: mareos, cefaleas, náuseas, vómitos y/o alteraciones neuronales, como convulsiones o pérdida de conocimiento. Sin embargo, toda esta sintomatología se produce solo en las fases finales, cuando la insolación reviste gravedad. Así, lo que debemos intentar es poner remedio al principio, cuando los síntomas son más leves. Es decir, si sentimos calor extremo, sed, cansancio, sudoración excesiva o mareo, es cuando debemos empezar a actuar.
¿Qué debemos hacer en caso de insolación?
En caso de que sobrevenga un golpe de calor, lo primero que debemos hacer es trasladar a la persona a un lugar fresco, bien a la sombra o bien al interior de un edificio con aire acondicionado suave, y darle líquidos para beber, preferiblemente agua fresca.
A continuación, avisaremos a los servicios de emergencia a través del teléfono 112 y pondremos paños fríos al paciente en la frente y la nuca para rebajar su temperatura corporal.
¿Cómo prevenirlo?
Son tres los pilares fundamentales para evitar un golpe de calor.
Por una parte, ingerir líquido de forma preventiva consumiendo al menos dos litros de agua al día. Debemos tener cuidado especialmente con las personas mayores, ya que con la edad vamos perdiendo la sensación de tener sed, por lo que debemos ofrecerles agua frecuentemente.
Además, una alimentación saludable que incluya cinco raciones diarias de fruta y verdura, también nos ayudará a prevenir una insolación.
Y, por último, y muy importante... en los meses de más calor hay que tratar de evitar la exposición al sol durante las horas centrales del día (de 11 de la mañana a 5 de la tarde es cuando los rayos inciden con mayor fuerza). Por supuesto, durante estas horas no se debe hacer deporte al aire libre.
Prevenir un golpe de calor es fácil si sigues todos estos consejos. Muy pronto, más ideas en nuestro blog de Vivienda Saludable. ¡Te esperamos!