Se aplica después de la ducha, con la piel mojada, y crea una película que impide que la humedad se evapore, por lo que hidrata en profundidad y le da un aspecto luminoso.
El principal ingrediente de este aceite es la flor de tiaré, que crece en la Polinesia. Sirve para sublimar el bronceado y para cuidar la piel tras la exposición al sol, potenciando el color dorado.
También se puede usar en el cabello, ya que sus propiedades son nutritivas. Lo que pasa es que leí un par de reviews en las que decía que engrasaba mucho y como uso el de argán, no me he atrevido a probarlo.
Como sabréis, un aceite seco es aquel que contiene tónico, por lo que no deja tacto pringoso y se absorbe con facilidad. Resulta más cómodo porque nos podemos vestir casi inmediatamente.
El olor es dulce y muy bueno, pero no llega a empalagar. Tiene notas florales que perduran en la piel perfumándola. La única pega que le pongo es que al ser en spray, cuesta trabajo que salga cuando queda poco producto y acabé desenroscando la tapa para aplicarlo directamente en la mano.
Tiene 100 ml y cuesta 10.50 euros, pero ya sabéis que Yves Rocher tiene un montón de promociones de 2x1, productos al 50% y cosas así, por lo que podéis conseguirlo más barato.
¿Habéis probado el aceite monoi de Tahití? ¿De Yves Rocher o de otra marca? ¿Os gusta?