Siguiendo el consejo de una buena amiga, no más de tres colores en un look salvo que sea un estampado.
Y desde que conozco este consejo, lo aplico, y he de decir que es una verdad como un templo y que a veces, por querer innovar, acabamos arruinando un look por exceso de colorido.
Todo vale cuando llevas un estampado, como es mi caso hoy. Un vestido que llegó a mí por casualidad, que como bien sabréis, no soy de mucho estampado, pero cuando una prenda te está buscando, te acaba encontrando. Y a veces hay que dejarse encontrar... arriesgar por esa pieza que te entra por el ojo cuando la ves.
Estoy en plena reestructuración, mental, de mi casa, de mi vida, de mi armario. Llevo desde principio de temporada sacando y sacando del armario, y dejando entrar, sólo esas prendas especiales que me hacen sentir especial. Buscando el equilibrio que al parecer había perdido con ese afán por llenar las estanterías de vestidos, jerseys, camisas o camisetas que lo único que hacían era ocupar sitio sin ningún sentido.
Ese es el sentido que estoy volviendo a recuperar, porque lo mismo que estoy aplicando a mi armario, lo estoy aplicando al resto de mi vida.
Os aconsejo un poco de reflexión sobre este tema. Propósito del nuevo año, que aunque yo ya empecé a aplicar hace tiempo, quiero reforzarlo en este 2016.
Deja entrar en tu vida, únicamente lo que te haga sentir especial, en todos los aspectos.
Feliz semana
Vestido/Dress: Fórmula Joven