Pues si, he de deciros que si. Pero os entiendo cuando decís que no podemos dejar de lavarnos el pelo si está sucio y que no vamos a ir con el pelo grasiento por la calle. Y si además habéis decidido decoloraros el pelo ya si que se convierte en misión imposible.
Así es que vengo a contaros mi rutina capilar que ha conseguido que pase de lavarme el pelo día si, día no, a lavármelo cada tres o cuatro días y que además mantiene mi pelo hidratado y brillante.
No es un champú cualquiera
Cometemos el error de hacernos con un champú purificante cualquiera. Y no, no podemos hacer eso. Muchos de los champús purificantes que venden en los supermercados son tremendamente abrasivos y terminamos castigando nuestro cuero cabelludo sin necesidad alguna. Además rara vez consigue mejorar el aspecto de nuestro pelo.
Pues bien, yo decidí pasarme al champú natural. Concretamente al de la marca Lush. Tengo dos pastillas diferentes para alternar cada lavado con una distinta. Ha conseguido que deje de preocuparme por la grasa. Os voy a dejar el enlace de ambas pastillas por si queréis probarlas. Una es reguladora de la creación de grasa y sebo del cuero cabelludo y la otra es purificante. En la marca tienen varias que contienen cítricos, lo mejor para el pelo graso. Podéis elegir cualquiera de esas.
Hace poco incorporé una nueva pastilla a la rutina. Se trata de Godiva. Es un champú hidratante con un tremendo olor a jazmín que bien os podría servir de ambientador para toda la casa cada vez que la uséis.
Además os vendrá genial para aportar ese extra de hidratación y suavidad que necesitáis en las puntas decoloradas.
La mascarilla siempre es importante
Aquí tenemos que decidir. ¿Aplicamos una mascarilla purificante para las raíces o hidratante para las puntas?
Yo os recomiendo que las alternéis. Para mi, de las mejores purificantes es la de Le pettite marselleise. O quizás un exfoliante natural capilar una vez cada dos semanas.
Sin embargo, Big de Lush me parece genial para hidratar a la vez que suaviza el cabello. Solo le encuentro una pega. Y es que los acondicionadores en sólido de esta marca y yo no nos llevamos muy bien. Son muy duros y cuesta mucho coges el producto suficiente para que se note su efecto en el pelo. Por eso yo os recomiendo el formato líquido. Y si habéis encontrado la manera de usarlos bien en sólido, por favor, contadme.
Extra de hidratación
Si. Una decoloración siempre necesita hidratación. Y si encima es una decoloración muy agresiva porque os queríais dejar el pelo súper rubio o incluso gris, ya ni te cuento. Para contrarrestar la sequedad que puede quedar en el pelo yo he encontrado dos super aliados.
Serum. Utilizo el serum capilar de CHI. Este producto me ha dejado muy impresionada. Echas una pequeña cantidad en la mano y lo distribuyes por la zona quemada o seca de tu cabello. Enseguida lo notarás hidratado y suave, sin apelmazar. La textura es aceitosa pero esto no hace que el pelo tenga más grasa, no os preocupéis. Además si lo usáis en cada lavado veréis como vuestro pelo va recuperando el brillo y la suavidad que tenía antes de la decoloración.
Baselina Lush. Presume de ser un remedio único para las puntas abiertas. No hace milagros pero si que ayuda. Yo lo compré antes de tener el pelo decolorado y he de deciros que era demasiado para mi. Me apelmazaba el pelo y me lo llenaba de grasa. Después de la decoloración fue mi gran salvación. Lo hidrata en profundidad e incluso evita el encrespado. Solo tenéis que coger un poquito de cantidad con los dedos y extenderlo por las puntas. Eso si, armaros de paciencia porque vais a tardar un poquito en aplicarlo.