Creo que más de una se sentirá identificada con lo que les voy a contar. Cuando era niña me sentía libre a la hora de armar un atuendo, no pensaba en muchas restricciones más allá del simple me gusta o no. En cierto momento empecé a cuestionarme esas cosas, si va o no?, y terminé resolviendo por la vía “más fácil” pero engañosa.
Esta blusa solamente me la pongo con ese pantalón, esos tacones son los de ese vestido, y el típico necesito algo extra para ponerme esa enagua que tengo guardada hace meses… Les resulta familiar?
Creo que más de una ha llegado a esa estrategia. Cuando tenemos los atuendos en “juego” tenemos mucho resuelto porque no es necesario pensar en combinar, después de todo la blusa de encaje negro VA CON el pantalón gris, cierto? Pero qué pasa si la blusa está sucia o el pantalón nos dejó de quedar?
Al menos en mí caso, llegué a un punto donde sentía que necesitaba un par de zapatos exclusivamente para cada atuendo, ridículo! Pero vamos cayendo en hábitos que forman parte de la rutina, hasta que el hábito llega a ser insostenible.
Me pasaba que cuando viajaba lograba armar atuendos de emergencia (siempre algo distinto pasa en la agenda y hay que ser creativas). Sólo ahí, con esas poquitas cosas me daba cuenta que no necesito 10 atuendos completos para 10 días… jaja!
Esto es un tema muy importante, porque tener demasiadas prendas nos llega a abrumar y nos impide ver qué tenemos con claridad. No usamos la ropa lo suficiente como para que cumplan su misión en el planeta (es insostenible para el ambiente que uses una prenda menos de 50 veces), y no la disfrutamos lo suficiente!
Por eso es tan importante comprar con responsabilidad, pensar qué prendas realmente necesitamos y sobre todo que sean de calidad, versátiles y combinables entre sí. Hoy les quiero enseñar un atuendo que tiene piezas que para mí estilo, mi gusto y mi estilo de vida cumplen con los requisitos.
Hace unos meses me compré una bata de seda, negra con flores y detalles en color borgoña. Me encanta sentir su suavidad y usarla mientas me alisto y resuelvo qué ponerme (el dilema aún persiste cierto días!). Tanto me gusta que llevo rato pensando que es un desperdicio dejarla siempre escondida en el closet, y al final su estilo va de la mano con la tendencia de usar ropa que simula andar en pijamas.
En fin, escuché a mi niña interna que se atrevía y lo hice! Me la puse abierta, como un kimono sobre un enterizo de mezclilla con tirantes de vuelos y pierna ancha. Esta pieza también me parece increíble porque la he podido usar de distintas maneras y climas: solo, con blusas por dentro, con jackets y ahora con mi nuevo kimono!
Los zapatos los escojo altos porque nunca le hice ruedo al enterizo. Unas sandalias con plataforma y tacón de cuña negras con tacón cognac, otro acierto en mi closet. El toque final fue recogerme un poco el cabello y dejar lucir los únicos accesorios adicionales, unos enormes aretes de flores en color borgoña.
Es curioso pero veo las fotos y no entiendo porqué tardé tanto en atreverme a combinar estas piezas. Pero también me doy el crédito al ver cómo he mejorado a comprar y a mezclar para obtener mejores y mayores resultados. Muchas veces no nos atrevemos a intentarlo, pero debemos recordar que al final es solo ropa, la moda está para explorar y ser creativas; si fallamos un día siempre podrás hacerlo mejor al siguiente.
Seamos más arriesgadas, escuchemos a nuestra niña interna y disfrutemos!
Aretes: Uva Tinta
Fotografías: Tatiana Marin Photography
un abrazo,