Bueno chicas, seguimos donde lo dejamos la semana pasada en la primera parte de nuestros pequeños trucos de belleza.
Una vez que hemos retirado la manzanilla del rostro y tenemos la piel bien limpia e hidratada, pondremos en práctica pequeños trucos de belleza que nos iluminen el rostro.
Comenzaremos aplicando el corrector para unificar el tono de las ojeras, si tenemos alguna mancha en la piel del rostro, es el momento de camuflarla con el mismo corrector. Lo aplicaremos justo debajo de los ojos encima de las ojeras difuminando muy bien, dando pequeños toquecillos con la yema de los dedos.
Ahora aplicaremos nuestra base de maquillaje, que se integrará perfectamente con el tono de nuestra piel.
Damos paso al rey de la luz: el iluminador.
Sigue estos sencillos pasos:
Empezaremos con el centro de la frente dibujando pequeños triángulos y rellenándolos.
En el hueso situado justo debajo la ceja.
Continuaremos por la parte exterior de los ojos, aparte de darnos luminosidad nos agrandara la mirada.
Las aletas de la nariz.
En la parte alta de los pómulos, así resaltaremos las mejillas.
Justo arriba del labio superior y justo en el centro del inferior.
En el centro de la barbilla.
Nos aseguraremos de que lo difuminamos perfectamente, veremos cómo nuestro rostro luce resplandeciente y el aspecto de cansancio ha desaparecido.
Pasamos a aplicar la sombra de ojos, podemos elegir los tonos que más nos apetezcan, pues nuestro rostro está perfectamente iluminado, lo que nos permite jugar con las sombras, pero si ponemos alguna sombra con brillo -por ejemplo en un tono dorado- estaremos arrebatadoras. La piel de nuestro rostro, se verá sana, lozana y con un aspecto muy natural.
Terminamos poniendo colorete en las mejillas, procurando que sean tonos claros que no nos oscurezcan el efecto que acabamos de lograr. Ya solo nos queda un poco de brillo en los labios, que sea de un color fresco y vibrante.
Y … Listas para enfrentarnos al mundo.
Colaborar comentando.
Un saludo
Mari Carmen.
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