Mis problemas piel grasa y acné comenzaron aproximadamente cuando tenía 12 años. Recuerdo que por aquel entonces me decían que sería algo temporal, que después de la adolescencia iría a menos... pero los años pasaron y la cosa seguía igual.
Por si fuera poco, aunque me esmere en tener cuidado y no tocar los granitos, la mayoría me dejan una pequeña cicatriz en la cara (y cicatriz a cicatriz, se van sumando unas cuantas...)
En la adolescencia probé distintas cosas: tratamientos en centros de estética, distintos limpiadores, tónicos, cremas, ácidos... nada parecía ayudar y con el tiempo me acabé resignando.
Sin embargo, hace un par de años hice una serie de pequeños descubrimientos gracias a los que por fin, a mis 35 añazos, puedo decir que he encontrado una rutina de cuidado que realmente me funciona para controlar el acné y el exceso de grasa. ¿Os apetece conocerla?
Antes de nada aclarar que no soy dermatóloga ni me dedico profesionalmente a estos temas, por lo que solo puedo hablaros desde mi experiencia y contaros lo que a mi me funciona aunque, por supuesto, no tiene por qué funcionar igual para todo el mundo.
En mi caso el acné se debe principalmente a desquilibrios hormonales (dichoso SOP...) y han sido más de 20 años de ensayo y error hasta dar con una rutina que me funcione. A continuación os cuento mis "trucos", en realidad son bastante simples:
1. Mantener la piel bien limpia
Si no mantengo una buena limpieza a diario, mi piel está más grasa y me salen más espinillas y puntos negros. Actualmente me lavo la cara dos veces al día, una por la mañana con gel limpiador y otra por la noche con gel limpiador + esponja.
Dos limpiadores que me dan buen resultado son el Effaclar de la Roche-Posay y el Sebium Gel de Bioderma (os hablé sobre ellos hace tiempo en esta entrada). En cuanto a la esponja, me gustan las tipo konjac aunque tampoco creo que sean más eficaces para el acné que las típicas esponjitas faciales redondas que usaba antes.
Ocasionalmente introduzco un paso previo en la limpieza nocturna desmaquillando antes con leche limpadora, toallitas o alguna vez aceite, pero siempre, siempre, uso un gel limpiador después.
Como paso final de la limpieza, también uso un tónico.
2. Exfoliación
Existen distintos tipos de exfoliantes en el mercado. Yo uso uno "de los de frotar" con una frecuencia semanal (eso sí, evitando las posibles espinillas para no dañar la piel)
3. Usar arcilla
Esta arcilla fue un gran descubrimiento para mi. Llevo casi dos años usándola y ha marcado un antes y un después en mi piel.
La uso como mascarilla facial una vez por semana para una limpieza profunda y también de forma localizada para tratar los granitos (cuando noto que un granito empieza a salir, le pongo un "pegote", lo dejo secar y normalmente no va a más). En mi caso es realmente eficaz: regula el exceso de grasa, limpia los poros en profundidad, previene el acné y también lo trata.
Yo tengo una de la marca Naturcos que es 100% arcilla volcánica marroquí (ghassoul) y cuesta unos 4 euros, aunque también podemos encontrarla de otras marcas, me imagino que con resultados similares. Os hablé a fondo sobre ella en una de las primeras entradas del blog.
4. Aceite de arbol del té
Mi segundo gran descubrimiento después de la arcilla volcánica. Me ayuda a reducir el exceso de grasa y prevenir el acné. Además, es desinfectante y cicatrizante.
Yo lo uso una o dos veces por semana (o a veces más, si noto la piel más grasa o tengo algún brote de acné), pero siempre diluído. Lo que hago es empapar un algodón en agua, añadir una gota de este aceite y extender como si de un tónico se tratara. También, puede usarse directamente sobre los granitos para tratarlos aunque en mi caso no es tan eficaz como la arcilla volcánica.
Yo tengo uno que es 100% aceite de árbol del té, también de la marca Naturcos (os hablé sobre él en esta entrada), aunque imagino que los de otras marcas den un resultado bastante similar.
* Hay que tener en cuenta que tanto la mascarilla de arcilla volcánica como el aceite de arbol de té son un poco fuertes y pueden llegar a resecar la piel, por eso hemos de usarlos con precaución y moderación.
Y esta es, a grandes rasgos, la rutina que mejor me funciona hasta el momento para regular el exceso de grasa, prevenir y reducir el acné. Es bastante sencilla, ¿verdad?
No es que haya conseguido controlarlo al 100% pero, para que os hagáis una idea, he pasado de tener la piel brillante la mayor parte del tiempo y mínimo uno o dos granos importantes al mes, a tener tan solo algún que otro granito ocasional. Eso sí, los puntos negros siguen ahí y las cicatrices de acné, también.
Por supuesto, no debemos olvidar que, además de una buena rutina de limpieza y cuidado de la piel, existen otros factores que intervienen en la aparición del acné. Además, como seguro que sabéis, no todos los casos de acné son iguales. Esta es mi experiencia particular y es posible que lo que me funciona a mi no funcione igual en todos los casos. Por eso, si tenemos dudas, lo mejor es siempre acudir a un profesional.
Por último darle las gracias Paula, una lectora que me escribió hace un tiempo preguntándome sobre el tema y, sin querer, me dio la idea para escribir este post.
¡Gracias por vuestras visitas y comentarios!