La principal culpable de esta desaparición no es otra que la actual crisis económica, de la, en vista de noticias como esta, cuesta mucho trabajo pensar que estamos saliendo. Falta inversión pública y financiación privada para hacer frente a los gastos que conllevan la presentación de los desfiles, las colecciones, la atención a los medios, los elementos técnicos, y todos aquellos requerimientos que necesita un evento de calidad de estas características.
Con esta explicación han puesto fin a ocho años, diecisiete ediciones, 487 diseñadores, 396 desfiles, cientos de puestos de trabajo. No voy a hacer demagogia barata, pidiendo que las autoridades se hagan cargo de un evento glamuroso y banal, cuando no hay dinero para sanidad y educación. Pero la parte frívola de la moda no es solo lo que se proyectan en estos eventos. Detrás de las lentejuelas, los tacones de aguja, los maquillajes y el postureo digno de cualquier sarao fashion, hay gente que se gana el pan. Hay diseñadores, modistos, patronistas, modelos, peluqueros, maquilladores, fotógrafos, periodistas, técnicos de iluminación, regidores, azafatas y personal de seguridad y limpieza. Y de otros sectores que pueden verse afectados colateralmente: hoteles, restaurantes, salas de eventos, servicios de transporte, inversión publicitaria….
El lujo abandona la ciudad: La Fórmula 1, la America’s Cup, lo hicieron al inicio de la crisis y ahora le toca el turno a la Valencia Fashion Week. El Ágora se queda sin eventos que acoger. La Ópera se cae a cachos. Si solo fuera el glamour de estos acontecimientos lo que se marcha, no estaríamos ni tan mal. La lástima es que los polígonos industriales que rodean el núcleo urbano permanecen desiertos y en ocasiones en situación de semiabandono.
Espero que la situación económica cambie pronto para bien. Valencia tiene una de las mejores escuelas públicas de diseño de moda, y sería bonito que la gente que allí se gradúa no se viera abocada al exilio nada más comenzar sus estudios. También espero que el adiós de la Valencia Fashion Week, sea un punto y a parte, y que algún día pueda regresar, con más fuerza, si cabe. Si no, me quedo con la experiencia que viví allí, y con poderle contar a mis nietos que ese fue mi primer Front Row.
-Noemi
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