Lavas las manos con agua y jabón
Humedeces el rostro
Aplicas el gel y frotas hasta que hace espuma
Aclaras bien con agua tibia sin frotar.
Pues así parece un sistema lógico y natural, pero no es el adecuado, ya que al aplicar un gel espumante sobre el rostro, mientras masajeamos para que haga espuma, reducimos su capacidad de limpiar y necesitaremos usar más producto, limpiando menos de lo que deberíamos limpiar.
La manera correcta es:
Lavar bien las manos con agua y jabón
Aplica el limpiador sobre las manos húmedas y frota en las manos hasta que haga la espuma
Aplica entonces la espuma ya hecha sobre el rostro
Masajea en sentido ascendente y circular
Retira con agua tibia.
De ésta manera, el producto llegará mejor a limpiar los poros y son menos abrasivos, sobre todo si es exfoliante.
Sin embargo, si aplicamos productos oleosos, como aceites o algunos bálsamos, aunque también es recomendable trabajarlos primero sobre las manos para que adquieran la temperatura y textura adecuada, también permiten que los trabajemos directamente sobre la piel del rostro.
Consejos de Estefanía Nieto, directora técnica de Omorovicza y Elisabeth San Gregorio, directora técnica de Medik8