Marrakech, conocida como la Ciudad Roja, por el color de las murallas que rodean la medina, tiene un atractivo éxotico que estimula los sentidos. Su arquitectura árabe, sus tradiciones, su cultura, sus coloridos zocos y ese bullicioso lugar de encuentro que es la plaza de Jemaa el Fna, no te dejarán indiferente.
Plaza de Jemaa el Fna
Uno de los lugares más turísticos de Marruecos, declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, no es una plaza monumental, es un espacio abierto, concurrido a todas horas, con espectáculos callejeros, músicos, encantadores de serpientes, tatuadores de henna, gente que se busca la vida y que te ofrece su espectáculo por unos dirhams. Durante el día están los puestos de zumos de naranjas, que dan colorido a la plaza y están buenísimos, también los vendedores de dulces y frutos secos.
Al atardecer los turistas se suben a tomar un té verde a las terrazas cercanas desde donde se contempla toda la panorámica y una bonita puesta de sol. Después comienza el ajetreo nocturno y empiezan a montarse los puestos de comida callejera y cierto olor a fritanga y humo se extiende por toda la plaza mientras se prepara el pescado, las brochetas o el cuscús. Si te animas, puedes sentarte en alguno de los numerosos chiringuitos y probar su comida, si no, al menos debes darte un paseo y disfrutar del ambiente.
Zocos
Al norte de la gran plaza de Jemaa el Fna se extiende lo mejor de la medina de Marrakech, un sinfín de callejuelas donde se agrupan los comerciantes y artesanos según sus especialidades. Callejuelas donde encuentras babuchas, tintoreros, pieles curtidas, especias o frutas frescas y verduras. La variedad de productos, colores y olores acaparan todos los sentidos y se extienden por estrechas calles que forman un laberinto donde es fácil perderse. Si preguntas una dirección, siempre tienes a alguien dispuesto a acompañarte hasta el lugar, no intentes disuadirle, es en vano, una vez que has preguntado tienes que aceptar la compañía y dar una propina al final del trayecto. A veces hasta intentan convencerte para que visites otro lugar y no el que quieres ver. Cuestión de intereses.
Javier Lastres
En el mercado de frutas ,verduras y pescados todo anda a ras del suelo, si quieres fotografiarlo, en ocasiones tendrás que dar una propina. Después de todo por allí pasa mucho turista y es un extra que se sacan.
Por sus calles además de coches, todavía transitan algunos carros con burros, pero sobre todo sorprende la cantidad de motos que circulan, algunas cargadas con toda una familia, incluidos los niños. Cuando llegamos al riad, donde nos alojábamos, ya nos advirtió su dueño, Marrakech es una ciudad segura, el único peligro son sus motos.
En Marrakech también podrás admirar la mezquita Koutoubia, la Madraza Ben Yusuf, explorar palacios, visitar el Jardín Majorelle y entrar en algún café o restaurante como El Café de las Especias y es recomendable alojarse en un riad, los hay preciosos, muchos de ellos instalados en antiguos palacios reahabilitados te dan un trato amable y están céntricos, y si estás cansado relajarte en tradicionales baños de vapor.
mezquita Koutoubia
Jardín Majorelle
Palacio El Badi
Jardín Majorelle
Marrakech
No defrauda; sorprende, divierte, emociona, la magia de la ciudad está en sus calles llenas de gente y de vida, y la tienes a un paso, sólo hay que cruzar el Estrecho.