Particularmente el rostro es un área muy sensible que desafortunademente se encuentra muy expuesta, éste es nuestra carta de presentación y como tal debemos cuidarla; para ello hay que ser conscientes de la importancia que nuestros hábitos significan ya sea para lastimar o procurar nuestro rostro.
No desmaquillarnos
Una mala costumbre es la de no quitarnos el maquillaje del rostro ya sea en un largo día o incluso dormir con éste aún puesto.
El principal daño que esto hace es no dejar respirar los poros de la cara, los cuales se tapan e infectan creando granos, puntos negros y otras irritaciones; pero además de esto traer mucho tiempo el mismo maquillaje sobre el rostro mancha la piel y la debilita.
Tocarnos la cara con las manos sucias
Más recurrente de lo que incluso nos damos cuenta, quizá sea el hábito más dañino y a su vez más difícil de erradicar y es que cómo controlar el impulso de rascarnos, quitarnos el sudor o simplemente apoyar nuestro rostro sobre nuestras manos.
Lamentablemente este mal hábito es el que más bacterias promueve saltando de aquí para allá lo cual puede infectarnos los poros o traer otras complicaciones.
Movimientos brucos
El lavarnos la cara, desmaquillarnos o rascarnos de manera brusca promueve la aparición de arrugas prematuras, además de poco a poco ir acabando con la elasticidad natural de nuestra piel. Si quieres un rostro firme y radiante lo mejor es tratarlo delicadamente.
No protegernos del sol
Ya no sólo basta con no exponernos deliberadamente al sol sino que además olvidar proteger nuestro rostro del deslumbrante astro, es considerado ya un error con consecuencias indeseables.
Dentro de nuestra rutina diaria tiene que estar la limpieza, hidratación y protección solar.
Mala alimentación
Una mala alimentación no solo influye en nuestro estado de salud o peso, también en la imagen estética, por lo que no comer adecuadamente repercute en el tono, textura y juventud de la piel del rostro.
Si llevas una dieta balanceada y una rutina saludable, esto se verá reflejado en todo tu cuerpo.
No beber suficiente agua
Al igual que con la alimentación, el agua es fundamental para la función de nuestros órganos, mantenernos sanos y funcionales, con energía pero además tener una piel tersa y bella.
Dependiendo tu edad, peso, hábitos y estilo de vida es la cantidad de agua que tu cuerpo necesita para estar en óptimas condiciones.
Productos de mala calidad
Por ahorrarnos algunas monedas, muchas veces ponemos en juego no solo la imagen sino la integridad de nuestra piel.
Productos de mala calidad que van desde maquillajes, cremas, tónicos, etc., pueden (además de tener un efecto poco eficaz) atentar contra el equilibrio de tu piel, dejarla manchada, grasosa, reseca, entre otros problemas que se pueden ver reflejados en corto o largo tiempo.