En las perfumerías, supermercados, farmacias y demás templos para las poti-adictas como yo hay miles de clases de productos que ofrecen distintas formas de desmaquillarse. Tanta tipología que parece lo mismo pero que no lo es puede llegar a abrumarnos, por eso el post de esta semana es para despejar dudas. Sabes qué tipo de piel tienes y ahora solo tienes que elegir qué tipo de desmaquillante te viene mejor. ¡Vamos a ello!
Paso 1. Ya te has leído mi post de por qué hay que desmaquillarse SIEMPRE, SIEMPRE y te has concienciado. Y lo haces cada vez que te maquillas, a diario. Pero ahora llega la gran pregunta. ¿Lo estaré haciendo bien?
Primero hay que saber diferenciar quién es quién:
Agua micelar
La más nombrada, usada, comprada y que sirve de inspiración a influencers desde… la verdad es que está tan en boca que parece que fuese el único desmaquillante que existe desde siempre.
Se trata de una base de agua a la que le han añadido unas nanopartículas llamadas micelas que actúan como una especie de imán que atrae la grasa y todo lo que ello conlleva (restos de maquillaje, suciedad, los excesos de grasa de la piel…).
Es muy fácil de usar. Sólo hay que aplicar un poco sobre un disco de algodón y pasar sobre la piel intentando más dar toquecitos que arrastrar.
Tiene doble efecto: desmaquillante y tónico, ya que al ser de base acuosa, refresca la piel.
Sirve para todo tipo de pieles, ya que su composición es muy suave y no genera reacciones alérgicas, aunque es especialmente aconsejable para pieles grasas o mixtas, ya que es capaz de arrancar el exceso de cebo de la piel, eliminando esos malditos brillos que aparecen sobre todo cuando empieza el buen tiempo.
La única “parte mala” que tiene es que al ser agua con partículas, esta forma de desmaquillarse pierde la parte hidratante que otras sí ofrecen. Pero esto no es nada que no se arregle con una buena crema hidratante de día o de noche (o ambas para las poco perezosas!).
Mi favorita es la Skin Naturals de Garnier, buena bonita y barata. Me elimina hasta el maquillaje waterproof con poca cantidad y nunca me ha irritado lo más mínimo. Se trata de mi desmaquillante de cabecera.
Desmaquillantes bifásicos
Son los más llamativos, ya que están formados por una base acuosa y otra oleosa que nunca se mezclan y una de ellas suele estar tintada de color, por lo que por mucho que lo agites, ves como los colores se mueven y puedes llevarte así un rato, hipnotizada que siempre va a quedar el aceite por encima, para variar.
Su utilización es igual a la del agua micelar, aunque yo personalmente ese halo de grasilla residual que deja tras su uso lo odio, y siempre me lavo la cara con jabón después de desmaquillarme.
Suelen ser más eficientes que el agua micelar para el maquillaje muy persistente, pero también pueden llegar a ser más agresivos, dependiendo del aceite que se utilice, por eso es muy necesario leer bien sobre el producto, sus componentes y características para comprobar si te viene bien o no.
Yo por ejemplo, utilicé el de sephora y me fue muuuuy bien, sin embargo, aunque a simple vista parecen iguales, el de yves rocher me hizo llorar (literalmente) al acercarlo a los ojos. Lo mejor es leer, leer y leer reviews de productos si te decantas por ellos.
Leche limpiadora
La de siempre, la que empezó en tu vida cuando te compraste el primer neceser y la que seguramente utiliza tu madre de toda la vida.
Se recomienda en pieles secas debido a sus múltiples bondades en cuanto a la hidratación de la piel, aunque también es muy recomendable usar cuando tu piel (y tú) tiene más de 35 y empieza a perder elasticidad. Un plus de hidratación nunca, nunca viene mal. En cambio, es menos recomendable para pieles grasas o con problemas de acné.
Para utilizarse, se aplica un poco de producto en discos de algodón y se inicia la limpieza haciendo movimientos circulares sobre la piel. Dos veces, para que la segunda mano acabe de eliminar la suciedad acumulada a lo largo del día. Después de este ritual, se pasa sobre la cara una toalla de rizo humedecida y se aplica el tónico con las manos dando toquecitos con las yemas de los dedos, para equilibrar el PH de la piel y refrescarla.
A riesgo de quedar como monomarca, yo siempre he usado la de Garnier. Me gusta cómo actúa y siempre me ha dejado la piel muy suave.
Jabón limpiador
Yo todavía no soy capaz de utilizarlo como desmaquillante, aunque puede ser que no haya dado con el producto correcto.
En mi caso, el jabón facial lo utilizo siempre que me ducho, ya que el PH de la zona del rostro suele ser diferente al del cuerpo y, para evitar rojeces o irritaciones, es aconsejable utilizar un jabón diferente. Sin embargo, si no me desmaquillo antes con algún otro producto, salgo de la ducha como el Joker!
Se trata de un plus de limpieza, pero no de un desmaquillante, ¡al menos los que yo he probado!
De todas formas, es necesario que busques uno acorde a tu tipo de piel, ya que puede ser agresivo si tienes la mala suerte de ser de las sensibles.
Mi jabón facial de cabecera es el de Yves Rocher de la gama Hydra Vegetal, que purifica, limpia y refresca como ninguno.
Toallitas desmaquillantes
Estas son para las perezosas o las que ¡como yo! no tienen tiempo ni de vivir y que siempre viven al límite de casi acostarse sin quitarse el poti de la cara… muy peligroso, por cierto!
De todas formas, este método lo recomiendo para esos días pero no como rutina.
Un truquito para que nunca te vayas a la cama sin desmaquillar es guardar el paquete de toallitas debajo de la almohada junto al pijama, así no se te pasará desmaquillarte ni el día que corras sin frenos a dormir.
Aquí cambio de marca cada vez que compro, pero lo que sí voy buscando siempre es que tengan tapa dura, como las de deliplus, que se pueden abrir y cerrar sin correr el riesgo de que se resequen antes de tiempo.
Estos son básicamente las formas de desmaquillarse más básicas que existen en las perfumerías, pero… ¿Y a las que nos gustan las cosas hechas en casa, los DIY que crean tanta satisfacción personal de saber qué es lo que estás consumiendo, más o menos? Pues chicos, os doy una alegría…
¡Crear tu propio desmaquillante es muy sencillo!
Para hacer un bifásico casero, sólo tienes que comprar un botecito rellenable o utilizar uno que ya tengas gastado, llenarlo hasta la mitad de agua destilada (como la que se usa para planchar, que venden en cualquier droguería) y la otra mitad de un aceite que venga bien a tu tipo de piel. Os hago un breve esquema:
Aceite de argán: perfecto antioxidante para la piel, ideal para pieles maduras o deshidratadas.
Aceite de oliva: muy parecido al de argán, sirve para combatir el paso de la edad, suavizar arrugas y eliminar cicatrices gracias a su poder antioxidante.
Aceite de coco: recomendable para pieles secas o muy secas, con gran efecto hidratante y tonificante.
Aceite de almendras dulces: para todo tipo de pieles, apto para delicadas incluso aquellas con dermatitis, quemaduras, heridas,…
Aceite de rosa mosqueta: muy utilizado como cicatrizante, por ejemplo para aclarar las cicatrices provocadas por el acné. También en pieles con manchas provocadas por el sol o la edad.
Aceite de Jojoba: la Jojoba es una cera muy parecida a la grasa humana, que al aplicarla sobre nuestra piel, la engaña haciendo que ésta genere menos cebo. Ideal para mantener a raya los brillos, las grasas y el acné.
Aceite de karité: Muy hidratante. Acaba con la sequedad, las grietas y se puede utilizar en pieles con dermatitis.
En el caso de que tengas la piel muy sensible, propensa a enrojecerse, a inflamarse o con cicatrices o acné, se puede infusionar en el agua una cucharada de manzanilla, cuyas propiedades para la piel son infinitas.
¡Madre mía, que super post nos hemos marcado! Si es que el desmaquillarse siempre es muy importante, pero además es que al ser un ritual diario da mucho de sí.
Y tú, ¿Con qué método te quedas?