Se calcula que cerca del 18% de los españoles son compradores compulsivos. Este hecho ha dado lugar a una práctica poco honesta llamada wardrobing, que consiste en la compra de ropa con el fin de utilizarla una sola vez y después devolverla. Podrías estar de estreno todos los días sin sufrir daño alguno en tu economía diaria, cosa que ha provocado que diferentes empresas del sector de la moda pongan el grito en el cielo.
El término wardrobing procede de la palabra inglesa wardrobe, que significa armario o guardarropa, y que comenzó a utilizarse en Estados Unidos desde que Bloomingdale’s inició una serie de medidas para intentar pararlo. Muchas personas tienen la necesidad de comprar de forma compulsiva. Estrenar ropa les hace sentirse más seguros de sí mismos, pero una vez que pasan unos días y esa prenda ya no es nueva, pierden el interés. Así nace el fenómeno wardrobing, por el que tras adquirir el conjunto deseado, se utiliza ocultando la etiqueta y después se devuelve como si nunca hubiera sido usado. Es una forma de renovar constantemente el vestuario sin necesidad de tener un alto nivel adquisitivo.
Un 40% de los españoles compra más de lo que necesita y cada vez son más las personas que compran compulsivamente. Aunque no llegan a ser unas cifras alarmantes, resultan llamativas cuanto menos. Esta adicción se denomina oniomanía, y no se refiere solo a excederse con las compras, sino que al hacerlo la persona siente bienestar emocional, se encuentra feliz y satisfecha.
Las tiendas de ropa han empezado a temer esta tendencia al wardrobing y en muchos casos han tomado medidas para colocar las etiquetas en zonas especialmente visibles, o se han decidido a no permitir la devolución si se encuentran algo dañadas. En España aún es un fenómeno bastante reciente, pero con la rapidez con la que se ha popularizado, no sería de extrañar que pronto comenzaran a llevarse a cabo acciones similares para garantizar las devoluciones legítimas.
Imágenes: Zara
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