En el post de hoy vamos a ver su enésima reinvención, a ver con que nos sorprenden las firmas este año.
Si algo caracteriza a todos los vestidos baby doll a lo largo de su historia es que siempre tiene que cumplir con tres requisitos, esa es la única norma: cuello cerrado a la caja, largo de minifalda y manga corta. Y sobre esos tres pilares, las marcas siempre construyen su versión, si bien es cierto que la que más han incumplido ha sido mantener la manga corta y algunas veces hemos visto que los alargaban hasta manga francesa, pero bueno, las normas están para romperlas, con cuidado eso sí.
Pero este año se mantienen los pilares, aunque poco queda de sus orígenes, el vestido baby doll, allá por el año 1956 mantenía una esencia lencera y era, como decirlo, demasiado pensado para las "lolitas" Ahora, mantiene ese toque "doll" pero digamos que son un poco más cañeros.
Hoy, vamos este año, a saber el que viene, se inspira en los monos de surf y así "construye" el body del vestido, introduce materiales como el cuero y filtrea con los encajes y por que no, juega con los logos (sí, sobre todo Moschino o Carven).
En cuanto a los colores, la mayoría de las firmas confía en los sobrios, como es el caso de Alexander Wang y su amor por el blanco, mientras que Lanvin hace suyo el color azul marino. Quizás la mayor excepción la tenemos en Valentino, quien se atreve con un estampado abigarrado de estilo bandada.
Una de las cosas que más nos gusta de los vestidos Baby Doll es su facilidad a la hora de combinarlos, al ser cortos, piden a gritos unas sandalias o salones con tacones y este año, como hemos dicho que priman los colores sobrios, podemos dar el toque de color con los complementos. Ahora que llega el calorcito…¡Es tiempo de vestidos!