Aprendimos a odiarla, a pasar la vida combatiéndola, a esconderla, a avergonzarnos de ella, y por ende a hacerle eso mismo a nuestros cuerpos.
No es poca cosa lo que vivimos cualquiera de nosotras tratando de aceptarnos, pero en el caso de Demi, que ha lidiado con trastornos alimenticios, adicciones, y otras crisis, ha de ser más complejo aprender a amarte.
Quiero decir, nosotras, personas comunes, somos víctimas de los estándares, pero ella, como figurar pública, TIENE que ser ese estándar.
Al parecer, ya está hasta la madre y no podríamos estar más de acuerdo con ella.
Demi publicó esa foto en Instagram y si la imagen ya es provocativa por sí misma, tienes que leer el mensaje.
"Este es mi mayor miedo. Una foto mía en bikini sin editar. Y adivina qué, ¡es CELULIT! Estoy literalmente muuuy cansada de estar avergonzada de mi cuerpo, editándolo (sí, las otras fotos en bikini fueron editadas, y odio haberlo hecho, pero es la verdad) para que otros piensen que soy SU ideal. Hermoso es, pero no soy yo. Esto es lo que hay".
Su aprendizaje y lección es muy valiosa:
"Quiero que este nuevo capítulo en mi vida sea sobre ser auténtico con lo que soy en lugar de tratar de cumplir con los estándares de otras personas. Así que aquí estoy, sin vergüenza, sin miedo y orgullosa de ser dueña de un cuerpo que ha luchado tanto y que me seguirá sorprendiendo cuando espero dar a luz algún día".
Demi está de vuelta y, aunque sigue lidiando con inseguridades, está tratando de no escucharlas y seguir adelante.
La aceptación, el amor propio, la autoestima no es una meta sino un camino, por cierto, lleno de obstáculos y días malos en los que absolutamente todo trata de convencerte de que no eres suficiente.
"Yo me amo ¡Y tú también deberías amarte! (...) Espero inspirar a alguien a apreciar su cuerpo hoy también", concluyó Demi.
Amén, hermana.