Esta semana dedicados una de las entradas a hablar de productos que no quiero, que no soporto, que me parecen la cosa más mala del mundo, que me duelen en el alma y los bolsillos. Que son un trauma psico-económico en sí mismo, aunque cuesten menos que los del anterior post. En definitiva, vengo a contaros porqué no repetiré con estos hijos del mal.
MUSSVITAL: Gel Anticelulítico
Me lo recomendó mi amiga Ana, que escribe artículos increibles en Weloversize que debéis leer, un día de compras irracionales en Arenal. Ella lo reponía porque a su madre y a ella les iba genial, y por 10€ me dije ¿qué puede salir mal? Pues nada, si mal no me ha ido, simplemente es un gel de ducha más.
Si bien es cierto que un anticelulítico debe ser acompañado de alimentación y ejercicio, lo he usado en mis épocas de más estricta dieta, por salud y por dedicación absoluta, así como una horita diaria de correr, zumba... Nada, simplemente se iba por el desagüe diciéndome "hasta nunqui".
Sí, huele bien. Sí, queda la piel suavecita (solo faltaba que queme). Pero nada de nada. Y me da mucha pena porque muchas nos emocionamos con el precio y picamos. Por mi parte, cero recomendado.
He aprovechado el masajeador para el gel normal del cuerpo y para otras cremas tipo Thiomucase que sí me han funcionado genial.
HELIOCARE: Fotoprotector 50+ con color
Sé que hace unas semanas os hablaba de ella en Instagram en una foto donde os contaba que sería mi aliada este verano. Pero es que me ha dado una alergia de caballo. Y no solo eso, sino que es una bazofia absoluta como textura gel. Una textura gel inexistente, un acabado mate que está en los sueños del fabricante, porque parezco una bombilla dorada nada más extenderla por la piel, imaginaos a los cinco minutos. El olor es lo más empalagoso del universo, y por encima me ha causado dos brotes de espinillas. Atrás, Satanás.
APIVITA PROPOLINE: Champú para pelo muy graso
Yo hablando mal de Apivita, sí. Y no es porque me dure poco el pelo limpio con este champú, sino porque directamente me lo ensucia. Tiene un olor que me recuerda a algún friega suelos de mi infancia, es un Disiclín venido a menos. Y además, me causa unos picores locos. Dejé el bote prácticamente entero en la ducha hasta que las visitas fueron usándolo. Cuando llegó a la mitad lo miré y le dije: vas a ser mi próximo limpiador de brochas. Y así fue. Una pena.
Agua micelar Avéne
Siendo su agua termal un básico en mi vida diaria, teniendo cremas de tratamiento que me han salvado la vida por problemas gordos de piel, y sabiendo que a muchas os va bien... Reniego de este agua micelar.
Ni me limpió la piel ni el maquillaje. Parecía que el algodón no llevase producto cuando me lo pasaba por la cara. Daba igual la cobertura o resistencia de la base o de lo que tuviese ese día. Nada. Y además, al día siguiente, granos y espinillas por toda la cara, rojeces... Creo que además de irme mal como limpiador, tuvo que causarme algún tipo de alergia. Pero lo de no disolver el maquillaje no es cosa de mi piel.
Un bote enorme que no conseguí gastar de ningún modo. Una pena porque no es de las más baratas.
Y esto es todo por hoy. Sé que ando más fuera que dentro y que tengo esto un poco abandonado. Pero además de que estamos en vacaciones, dadme un respirito, tengo demasiado que hacer: en vacaciones es cuando yo trabajo, paradojas de la vida.
Os mando un abrazo enorme y las gracias por seguir ahí comentando!