La de Roberto es una empresa media que no va marcando tendencias, sino que produce, para otras marcas y bajo sus firmas propias Andares y Dilav, los zapatos que cree que se van a vender.
Roberto comenta que las tendencias que vemos en las revistas “normalmente no es lo que se vende, aunque te va marcando un poco las ideas”. “En calzado se busca más un modelo que una marca”, cree.
Esta primavera se seguirán llevando los tacones muy altos con plataformas en modelos muy variados. Veremos sandalias en raso, pero también en nobuk y en napa, mezclados con colores metalizados y charoles, además de lo que Roberto llama “terminación suela” en los tacones y cuñas. También continuará la tendencia de los elásticos, pero con menos fuerza que el verano pasado. No faltarán hebillas en muchos de los modelos.
Roberto cuenta que hay demasiadas tendencias, tantas que cada vez es más difícil acertar al fabricar los zapatos. Puedes ver un mismo producto en todo el mundo, pero hay diseños que no funcionan en todos los países. Por eso, las tendencias son muy relativas. El tema de las plataformas en la parte delantera del zapato, sin embargo, se ve que es a nivel mundial.
Seguirán de moda las bailarinas, sobre todo en las áreas más frescas, las zapatillas de tipo ‘basket’, como las Converse All Stars, aunque con el piso más fino, y las cuñas de cuerda (real o imitada) y de corcho. Un detalle que está gustando mucho es la cremallera trasera en algunos zapatos. En cuanto a la forma de las sandalias, las encontraremos formadas por tiras de distintos anchos, de estilo romano, con las tiras cruzadas en “pasados” o entrelazadas en forma de “T” o de “H”. En Italia, Roberto ha podido ver sandalias de raso con mucha pedrería.
También regresan los zuecos y las cangrejeras, este año decorados por tachuelas o clavados. Roberto nos revela que “lo más rentable para los comerciantes es un producto que ya se ha vendido dándole un pequeño ‘restyling’ para que tenga algo nuevo y se siga vendiendo”. Ser innovador es muy arriesgado.
Cómo acertar al comprar zapatos
Cuando le pedimos que nos aconseje a la hora de comprar calzado, nos responde: "Después de 25 años con los zapatos sería un mentiroso si dijera que sé comprarme bien un par. La calidad que se ha conseguido con los productos sintéticos es tan grande que hay veces que hasta el más experto tendría problemas para distinguir si es piel o no. Por eso ahora nos obliga la ley a indicar los materiales con pictogramas”.Por cierto, comenta que el típico truco de oler los zapatos para saber si son de piel o de plástico no es tan fiable como se cree: “Con todos los procesos a los que se someten las pieles, pigmentación, tintado... muchas pierden el olor”.
?Cómo escoger entonces un buen par? Aconseja “leer la calidad de que está hecho, tocarlo, ponérselo y si es suave y nos gusta, comprarlo”. Comprarse los zapatos más caros no nos garantiza que encontremos lo que estamos buscando porque "todas las marcas fabrican zapatos más y menos buenos". Esto ocurre, según Roberto, porque la elaboración de calzado sigue siendo "muy manual" y dos pares del mismo modelo pueden ser muy diferentes.
"Con las tecnologías se hacen auténticas diabluras con los productos. De una piel mala se puede sacar una piel que parezca buena o una piel buena la han estropeado y resulta que te has comprado unos zapatos iguales que los de tu vecina, a ti se te han roto y a ella no", explica.
"A partir de una calidad, no puedes distinguir si son buenos o malos hasta que los usas", dice Roberto. No sólo es el material y la manufacturación lo que se paga, sino los controles de calidad, el diseño, la publicidad...
Agradecimientos: Roberto Gómez, de Calzados Andares S.L.