1. Hay tres colores de correctores básicos: el verde (cubre las rojeces), el naranja (corrige las ojeras y algunas venillas) y el morado (disimula pecas, quemaduras o cicatrices).
2. Aplicamos los correctores de colores según las imperfecciones de nuestro rostro, siguiendo las pautas del punto anterior, y los difuminamos con una esponja a base de pequeños golpecitos.
3. Por último, es necesario cubrir después con corrector del tono de la piel, la base y los polvos, y conseguiremos así un acabado uniforme disimulando nuestros pequeños defectos faciales.
¡Espero que os guste!