Ama, pero ama bien

En general, la gente “se quiere” o “se quiere mucho” a su manera y, reconozcámoslo, muchas veces no es una manera saludable, e incluso, muchas veces no es amor lo que se profesan. Es por esto que mi consejo de este artículo es: ¡Ama Bien!
A menudo escucho cosas como esta: “yo sé que me quiere mucho pero me siento mal en mi relación de pareja”. Y al revés: “yo lo/la quiero mucho pero no puedo más, no puedo vivir así”.

Y un largo etcétera de frases del mismo estilo que manifiestan el mismo error.

Y es que la cuestión clave no es cuánto te quieren sino cómo te quieren. No es cuánto quieres sino cómo quieres. No es la cantidad sino la calidad el factor clave para valorar si el vínculo amoroso es o no saludable. Lo que de verdad importa es la manera en la que se ama.

Veamos cómo identificar una relación saludable:

Un indicador clave para saber si nos encontramos ante una relación saludable es la huella positiva que nos deja. Tener sentimientos de plenitud, de satisfacción, de no querer cambiarte por nadie, de crecimiento personal, de apoyo, de ganas de volver a compartir momentos con la persona amada, son factores que indican una buena salud en la relación.

Adams y Jones afirman que las relaciones estables se basan en 5 factores:

Amor profundo.

Satisfacción mutua.

Falta de interés por otra posible pareja.

Miedo a la ruptura.

Sentimiento de obligación moral con la pareja.
Robert J. Sternberg, con su Teoría Triangular del Amor citó 3 componentes clave para hablar de amor:intimidad, pasión y compromiso.

Intimidad o cariño: es un deseo de acercamiento, de comunicación, y de fuerte interés por el otro, por buscar su felicidad y encontrar la propia en su compañía. Implica buscarse y procurar compartir tiempo en común. Proporciona apoyo emocional mutuo mediante la entrega de uno mismo. Existen 2 diferencias entre el afecto amoroso y el amistoso: por una parte, el amistoso requiere reciprocidad mientras que uno puede amar a quien le ignora; por otra parte, si desaparece el aprecio moral se acaba con la amistad pero no con el afecto amoroso pues podemos amar y/o estar enamorados de un canalla, por ejemplo. Son formas de expresarlo: apoyo, consuelo, admiración, tiempo en común, perdón.

Pasión: es el anhelo profundo e imperioso del otro, la evidencia mental y sentimental de que el otro es la persona que más importa. Es la expresión de una emoción psicofísica cuya traducción principal es el sexo. Se desarrolla deprisa y desaparece pronto, aunque algunas pasiones son duraderas. Con la atracción sexual se mezclan otros sentimientos tan especiales como la admiración profunda, la necesidad de protección, sensación del ser querido o enorme gratitud. Son formas de expresarlo: besos, abrazos, caricias, palabras de amor, practicar sexo, cuidar la imagen para el otro.

Compromiso: es la decisión de amar a otra persona, de comprometerte en mantener y cuidar ese amor. Implica constancia y lealtad. Suele situarse en tercer orden cronológico (primero nos enamoramos, luego nos queremos y finalmente nos comprometemos). Aunque ésta no es la única secuencia posible suele ser la más frecuente. Son formas de expresarlo: fidelidad, compartir posesiones, superar crisis, casarse o establecer una relación de pareja estable.
Según Sternberg, la probabilidad de que una relación se mantenga es mayor en la medida que estén presentes dos componentes o los tres.

Amor: tipos de amor y AMOR con mayúsculas

Por la combinación de los 3 componentes, podemos encontrar 7 tipos de amor, según Sternberg:

Cariño. Hay intimidad sin pasión ni compromiso. Es el cariño íntimo que caracteriza las verdaderas amistades en las que se siente un vínculo y una cercanía con la otra persona pero no pasión física ni compromiso a largo plazo.

Encaprichamiento. Hay pasión sin cariño o intimidad ni compromiso. Es lo que comúnmente se siente como “amor a primera vista”.

Amor vacío. Existe compromiso pero la intimidad y la pasión no existen. Hay sensación de respeto y reciprocidad. En los matrimonios arreglados, las relaciones suelen comenzar con un amor vacío.

Amor Romántico. Hay pasión e intimidad pero no compromiso. Las parejas románticas están unidas emocionalmente (como en el caso del cariño) y físicamente, mediante la pasión, pero no en el compromiso de estar juntos. Por ejemplo, un amor de verano o relaciones de muy corta duración.

Amor Fatuo o Loco. Es la combinación de pasión y compromiso. Falta la intimidad, pues no se muestran abiertos y no sienten un vínculo o conexión fuertes.

Amor Sociable. Este tipo de relación incluye las características de intimidad y compromiso. La característica que falta es la pasión, que podría haber desaparecido con el paso de los años de relación.

Amor Consumado. Es el tipo de relación que todas las parejas buscan, pues combina intimidad, pasión ycompromiso. Según Sternberg, lo difícil no es alcanzar esta etapa sino permanecer en ella, pues con el paso de los años es habitual que las parejas pierdan la pasión que una vez sintieron.
Ama Bien: relaciones saludables

No obstante, no fanaticemos: si no tienes pareja, esta circunstancia no te incapacita para ser feliz, como Sonja Lyubomirsky recoge en su libro “Los mitos de la felicidad”. El amor de pareja aporta un gran bienestar cuando la relación es saludable pero puede ser motivo de un gran sufrimiento cuando no lo es. Tenlo en cuenta y detecta si tienes una relación tóxica para pedir ayuda.

Pero ¿cómo podemos reconocer si una relación es o no saludable? Revisemos algunos indicadores de una relación tóxica.

Indicadores de una relación tóxica

Durante la relación te está pasando que:

Has dejado de crecer psicológicamente, te empobreces, sientes que se detiene tu crecimiento personal.

Pierdes la energía, las ganas de ser tú, la ilusión, la alegría.

Sufres cambios importantes en tu peso, sueño, alimentación, en definitiva, tu salud.

Te sientes culpable con frecuencia, mal en tu relación contigo.

La opinión de tu pareja es excesivamente poderosa para ti: su opinión te hunde o te hace megafeliz.

Te trata mal y/o lo justificas: humillaciones, malos modos, gritos, burlas, insultos, etc.

Te controla: quiere tus claves de móvil, redes sociales, dónde vas y con quién, etc.

Te sientes mal contigo: dudas más de tus ideas y opiniones, de tu forma de ser, de cómo vistes, etc.

Te aferras a tu pareja como una tabla de salvación para no quedarte solo/a, para tener planes los fines de semana, por miedo o pereza a volver a empezar, etc.

Hay celos injustificados y tienes que explicar y demostrar con frecuencia que no hay base real para desconfiar.

Tu opinión, ideas, sentimientos, son tonterías o son menos “dignas” que las suyas.

Tienes que demostrar que “lo/la quieres” con frecuencia, haciendo lo que te pide, como prueba de tu amor, pues de lo contrario, se enfada.

Tienes que callarte y ceder con frecuencia para que esté bien.

Pierdes la capacidad de decidir por ti mismo/a.

Pierdes el deseo sexual o no te sientes bien durante el sexo.

Tienes que pedirle permiso para hacer cualquier cosa.
Además de comprender y reflexionar sobre estos aspectos, cuestión clave es que pases a la acción y los pongas en práctica.

¡Ama bien! ¡Ama saludablemente! Aquí te propongo algunas pautas para que lo consigas.

Pautas para que ames bien

Ámate. Es imprescindible que te ames para que puedas amar saludablemente, amar bien.

Cultiva el vínculo. Dedica un tiempo diario a cultivar la relación. Haz planes con tu pareja, comparte momentos, haz actividades que os gusten, expresa lo que te gusta del otro, interésate por sus cosas de manera auténtica.

Aporta valor. Toma un rol activo, un liderazgo compartido en el que unas veces sea tu pareja quien aporte contenidos (ideas, anécdotas, actividades, metas, etc.) y otras seas tú. Nutre la relación, nutre a tu pareja siendo un ser completo y lo más realizado posible.

Respeta. Respeta al/la otro/a y dale su sitio. Cierra etapas anteriores, ordena tu espacio físico pero sobretodo ordena el espacio psicológico al que entra a formar parte tu pareja dejando claro su lugar en tu vida, en tu cabeza, y en tu comportamiento diario.

Crea confianza. La confianza se construye. La intimidad psicológica es una excelente oportunidad de enriquecimiento mutuo. Saber y sentir que el otro está ahí para compartir alegrías y tristezas sin temor a ser, mostrar al otro que puede confiar, que el vínculo entre los dos es seguro y que pase lo que pase cualquier aspecto puede ser hablado y abordado de manera conjunta con madurez y complicidad.

Comunícate asertivamente. La comunicación es una pieza clave en las relaciones de pareja. Expresa tus sentimientos, pensamientos y anhelos de manera asertiva, es decir, respetando los derechos del otro sin olvidarte de los tuyos.

Acepta las diferencias. Acepta al otro como un ser diferente de ti, con sus ideas, sus gustos, motivaciones e intereses. Negocia las diferencias, aplaza temas cuando sea necesario pero abórdalos y toma decisiones en pareja.

Ten valores compartidos. Podéis ser diferentes, todo el mundo lo es de hecho, pero es clave compartir una visión de la vida común, unos valores compatibles, que ambos podáis ver un futuro común.

Comparte. Siente el placer de compartir tiempo juntos, de hacer planes, actividades, viajes y todo tipo de cosas.

Cuida. Cuida al otro. Cuida la relación. Cuídate tú. A veces puedes preguntarte ante determinadas situaciones: ¿Es adecuado para mí? ¿Es adecuado para él/ella? ¿Es adecuado para nuestra relación? Si es adecuado en todos los sentidos, entonces adelante, hazlo. Si no lo es en alguna o varias de estas cuestiones reflexiona o ponlo en común con tu pareja y buscad opciones juntos.

Perdona. Si estás dispuesto/a a amar con mayúsculas tendrás que estar dispuesto/a a perdonar y a seguir adelante sin resentimientos, sin rencor, aceptando que amar es un proceso continuo de aprendizaje, de búsqueda del equilibrio, de resiliencia e incluso de crecimiento personal.

No lo/la necesites, prefiérelo/la. No quieras con apego. Trata de no necesitar a tu pareja, de seguir siendo autónoma/a, un ser humano pleno, consciente, rico. Desde tu individualidad y tu libertad, sé capaz de hacer y ser de forma independiente pero disfruta de tu pareja al preferir vivir y/o compartir tu vida con ella.
Fuente: Saludablemente

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