Si de verdad queremos repoblar una zona de la cabeza que haya perdido todo el pelo o esté en proceso alopécico, la técnica del microinjerto capilar es la única que promete un resultado efectivo y duradero. La doctora Ana Trius Chassaigne, cirujana del Insituto Clínico Capilar, confirma que "tanto personas mayores como jóvenes con problemas de alopecia, optan por realizar este tipo de cirugía". Cada paciente es un mundo dentro de los microinjertos capilares, de ahí que "en función del grado de alopecia y de la edad del paciente, se realizará una cirugía destinada a repoblar áreas completamente alopécicas o bien a dar mayor densidad a las zonas que están empezando a quedar despobladas" añade la doctora.
Los pasos previos
Antes de decidirnos por este tipo de cirugía, nos reuniremos con un cirujano especialista que debe estudiar nuestro caso de forma particular. No es lo mismo un paciente de 30 años que sufre una alopecia androgénica prematura que un hombre de avanzada edad que ha ido perdiendo su pelo a consecuencia del paso natural del tiempo. Ana Trius destaca que "se trata de una cirugía para el futuro a corto y a largo plazo, y hay que pensar siempre en qué pasará en la disposición de este pelo cuando el paciente tenga 60 años y su alopecia haya evolucionado".El objetivo del médico siempre será conseguir un resultado lo más natural posible, de ahí que la zona más importante sea la línea que marca el comienzo del cabello. Tras revisar nuestro caso, el cirujano hará un estudio para saber cómo iría avanzando esa línea de acuerdo a nuestra edad y morfología occipital, evitando así, entre otras cosas, el temido 'pelo de muñeca' que resulta tan antiestético. También tendrá que determinar la densidad capilar, es decir, el número de unidades foliculares que necesitaremos para conseguir un resultado óptimo. Esto marcará el precio final de la intervención, que puede oscilar entre los 5.000 y los 8.000.
El momento de la intervención
La cirugía de trasplante de pelo comienza extrayendo una tira o 'punches' de cuero cabelludo de la zona posterior de la cabeza. Se escoge esta zona porque su vello no tiene receptores de dihidroepiandrosterona, una variante circulante de la testosterona que debilita el cabello hasta terminar por completo con el folículo. A continuación se confeccionan los injertos, utilizando microscopios binoculares estereoscópicos, creando unidades foliculares de uno, dos o tres folículos pilosos. Una vez están listos, "se distribuyen en las zonas alopécicas o de baja densidad de una manera estratégica en cuanto a cantidad, densidad, distribución, dirección del pelo y angulación del mismo" apunta la cirujana.La duración total de la intervención oscila entre las tres y las seis horas, dependiendo siempre de la cantidad de injertos que deben llevarse a cabo. Lo normal es hacerlo todo en una sola sesión, aunque Ana Trius asegura que "algunas veces es necesaria una segunda o tercera sesión para cubrir áreas descubiertas, o para incrementar la densidad, es decir, la cantidad de pelos por cm²". En casos así, hay que dejar pasar al menos dos meses para la segunda intervención, seis más para la tercera y, si fuese necesaria una cuarta sesión, será un año después de la primera.
La cirugía se lleva a cabo bajo anestesia local, por lo que el paciente se encuentra consciente en todo momento y no siente ninguna molestia. No requiere hospitalización, y puede marcharse a su casa entre una y dos horas después de la operación. Al día siguiente se pueden sentir algunas molestias o pequeños dolores en la zona donante, que son tratados con el uso de analgésicos recomendados por el cirujano.
Los resultados
El postoperatorio de este tipo de intervenciones es muy sencillo, tal y como apunta Trius: "durante los dos días que siguen al procedimiento, se deben guardar unas normas de higiene muy precisas de lavado de la zona injertada y la herida posterior, además de un cierto reposo. Por supuesto, se administra una medicación que incluye antibiótico y antiinflamatorio preventivos durante estos primeros días". Pasada una semana, ya podremos lavarnos la cabeza con normalidad, frotando con delicadeza la zona donante y la receptora, y tres días después podremos acudir a nuestro médico para que nos retire los puntos de la cicatriz posterior.A los tres meses ya notaremos que, aquellas zonas que antes presentaban unos claros preocupantes, empiezan a llenarse de pelos jóvenes que quieren crecer con fuerza. Lógicamente, aún tendremos que esperar al menos un año para contemplar los resultados finales. El nuevo pelo injertado, más resistente que nuestro vello original, permanecerá con nosotros hasta la vejez, si bien es posible que vayamos perdiendo entre un 10% y un 30% a medida que pasan los años. Esto es algo con lo que ya cuenta el cirujano, de ahí que distribuya los folículos de forma ordenada, para ofrecer una pérdida lo más natural posible.
Los microinjertos capilares son, hoy por hoy, el único método válido para conseguir pelo en aquellas zonas donde ha desaparecido. Es una técnica sencilla desde un punto de vista médico, apta tanto para hombres como para mujeres de casi todas las edades, y que poco a poco va a abaratando sus costes gracias al éxito del que está gozando.