1. Ser realistas, los milagros no existen
Prácticamente sólo existe una forma efectiva y saludable de rebajar tallas: La combinación de una dieta sana y equilibrada en calorías junto con ejercicio físico es lo que funciona. Todo lo demás, simplemente sólo puede servirte de soporte o ayuda.
2. Debemos potenciar la paciencia
Es difícil pero debemos intentarlo. Los cambios lentos y progresivos ofrecen mejores resultados que los rápidos y cortos.
3. Olvidarnos de la báscula
No conviene obsesionarse con la báscula. Lo mejor es controlar los cambios cada dos semanas. Además hay que tener en cuenta que si hacemos ejercicio, el músculo se volverá más denso y pesará más que la grasa, lo que hace que más de uno/a pueda llevarse una sorpresa desagradable al ir a pesarse después de un mes de dieta y comprobar que pesa exactamente lo mismo. Pero en realidad no hay motivo para alarmarse. Si ves que tus pantalones te han quedado grandes da igual lo que diga la báscula.
4. No autoengañarse. Autoeducarse para comer mejor
Comer chocolate a escondidas o saltarse el gimnasio un día sí y otro también no engaña a nadie. Somos nosotros los que deseamos perder peso y hacer trampas sólo consigue que los resultados lleguen más tarde. La dieta no acaba una vez que se ha alcanzado el peso ideal. La meta de todo este esfuerzo es enseñarnos a comer de manera equilibrada y saludable para mantener los buenos resultados.
5. Para mantener la figura hay que moverse
Una dieta debe ir acompañada de ejercicio físico para evitar la flacidez, aunque no es necesario machacarse en exceso para conseguir buenos resultados. Sesiones de 30 minutos pueden ser suficientes, y para que el esfuerzo sea productivo deberemos dedicar al menos media hora tres veces a la semana a la práctica de algún tipo de actividad física.
6. La clave: Regularidad y constancia
Lo más difícil no es machacarse, lo realmente importante es ser regular, tanto en la dieta como en el ejercicio. Debemos combatir la pereza y valorar el esfuerzo.
Alberto Gutiérrez - Entrenador Personal