Mi “cartera” se compone del carnet de identidad (caducado), el de conducir (en desuso), una tarjeta (sin dinero) y el carnet de la biblioteca (sin peros). Todos cogidos con una gomilla del pelo. Mi móvil está definitivamente muerto y al pobre tampoco lo sacaba de paseo antes. Las llaves, las lleva mi churri, las mías no sé donde están. Y las monedas, las llevo sueltas en los bolsillos. A parte de esto ¡no veo necesidad de llevar nada más!
(Salvo, quizás, estas cosillas)
cuando bajo a la city a hacer recados, me encanta ir por los sitios diciendo “No me des bolsa”. Así que llevo una mochililla de tela que me regalaron en un festival en 2007 – lo sé porque hasta hace poco aún se veía la fecha-.
(me siento más o menos así)
El año pasado ya intenté poner remedio a esta situación. Comencé una mochila de ganchillo (hermana mayor de estas bolsitas) que se quedó por ahí olvidada. Hace unos días la recuperé y ¡por fin tengo mochila nueva!
El hilo es algodón natural, que es genial para la primavera y está tejida con aguja del 00 (3mm) en circular. La base con punto bajo y el calado, con cadenas. Así pesa poco y queda mas bonita.
Aunque así ya es mona, es poco útil. Le hice un forro con unos retales que sobraron del largo de unas cortinas ¡y me encanta! Los colores combinan muy bien y además es algo transparentoso, así el ganchillo, luce más.
En mi cabeza era un poco más grande. Como soy ansia viva, pensé que por quitar un poco de cada lado, acababa antes y no se notaría… Pero sí. También le tengo que cambiar los cordones, que se han quedado más cortos de lo que creía
¡Pero estoy muy contenta con el resultado!
Ya estoy deseando ir a por otros 100gr de algodón para tejerme otra un poco más grande.
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