Tomboy Dress. Elegrina

Últimamente Asturias es un auténtico revuelo temporal. Pasamos del verano al invierno en cuestión de horas y prácticamente te puedes comer una buena fabada caliente para matar el frío, como un helado artesano a las pocas horas para los sofocos. Ya sabes lo que suelen decir, la primavera la sangre altera y en cuanto a mí ya no sé lo que me apetece cuando salgo de casa.

Adoro mi traje negro de diario, es la representación perfecta en cuanto a elegancia se refiere y combinable en todos los sentidos. Cola alta para aportarle sobriedad o melena al viento cuando me despierto con ganas de romper el asfalto. Eso sí, que nunca falte un buen tono de labial para cada ocasión. Sin embargo, hoy domingo de resurrección semanal, me apetecía mucho bajarme de ese aire sofisticado y darle a mi vida un poco de alegría Macarena.

Aprovechando que son las elecciones y que, como buena ciudadana, debo cumplir con mi obligación de ir a votar, llamé a un amigo por la mañana para tomar el té y concurrir a las urnas. Lo confieso, no me apetecía para nada estar durante una hora ante el espejo arreglándome. Al fin y al cabo, no estaba rota ;) así que me enfundé un traje deportivo gris que guardo desde la post guerra y me decidí a recorrer las calles de Oviedo al más puro estilo incógnito que conozco.

Nos reímos, bebimos y charlamos sentados en unas escaleras al sol. Me di cuenta que llevaba muchísimo tiempo sin bajarme de las nubes y disfrutar de algo tan sencillo como eso. La gente nos miraba al pasar y por primera vez en mucho tiempo, no me importó. No obstante, me quedé con una duda en la cabeza... ¿Es probable que les pareciese extraño que llevase unas gafas Gucci con ese chándal? Supongo que, aunque de vez en cuando me guste recorrer caminos inusual para mi, nunca abandono por completo mi verdadera esencia.













Y tú ¿Has hecho algo últimamente que hacía mucho tiempo que no hacías? ¿Qué me dices del outfit de hoy?

¡Sé muy muy feliz!

Raquel.