Miley Cyrus "Wrecking Ball" - 2013 MTV EMA
La noche de los MTV European Music Awards (EMA) debería haber sido la noche de Eminem, que recibió el premio-homenaje a Mejor Artista Global y, de regalo, se llevó el de Mejor Artista de Hip Hop. Y de hecho fue uno de los grandes protagonistas en la fiesta vivida en Ámsterdam pero, una vez más, fue Miley Cyrus quien acaparó más flashes, vítores del público y, por supuesto, atención. La cantante inauguró la gala creando noticia: no solo iba vestida de arriba abajo con un vestido plateado muy poco modosito -siguiendo la estética e inspiración galáctica que tuvo todo el evento- sino que lo hizo acompañada de una enana disfrazada de dominatrix con quien hizo el único mini twerking de la velada mientras interpretaba We Can"t Stop. Robin Thicke actuaba justo después, con una gran banda y una legión de bailarinas pero sin un solo atisbo de escándalo.
Pero fue su actuación principal un buen rato después, con su último single, Wrecking Ball, cuando consiguió callar al público. Y no precisamente porque se aburriera sino porque los asistentes nos quedamos boquiabiertos. Cyrus hizo la que será probablemente su mejor actuación hasta la fecha, absolutamente minimalista, cero escandalosa (obviando ese espantoso body ochentero de talle extra alto), y más difícil todavía, incluso cantó bastante bien. Con una pantalla de tela hecha tiras detrás donde se proyectaba un primerísimo primer plano secuencia de ella llorando como una Magdalena Miley cantó sola, muy sentida y concentrada sobre una plataforma. Muy metida en su papel, logró emocionar a un público que tenía muchas ganas de fiesta.
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