¡Tenía que probarlo!
Todo el mundo hablaba de las maravillas de esta revolucionaria pintura para muebles, pero yo necesitaba probarla para formarme mi propia opinión.Esta mesa escritorio de pino fue el rincón de estudio de mi marido durante su adolescencia e iba a terminar en la basura por desuso. A diferencia del apego sentimental que hemos sentido por otros muebles heredados que he restaurado, por este no sentíamos un cariño especial.
Fabricado en madera de pino con un antiguo acabado color miel, a simple vista tampoco era demasiado llamativo.
El diseño tampoco me pareció nada del otro mundo, pero resulta que necesitábamos un escritorio y la pieza tenía un buen tamaño, además de dos cajoneras muy prácticas donde poder guardar un montón de material de papelería y electrónica.
Con sólo pensar en que tenía que quitar todo ese barniz brillante a golpe de lija me dolía todo el cuerpo, así que ésta me pareció la ocasión perfecta para echar mano del Chalk Paint.
Yo no soy precisamente experta en el tema de recuperar piezas, pero como la cosa me interesa acudo a clases con una experta restauradora de obras de arte y muebles que si puede hablar en profundidad sobre la conveniencia de trabajar más a fondo un mueble o acudir a la técnica del Chalk Paint.
Trabajarlo a fondo significa decapar o lijar toda la superficie a mano (para eliminar barnices o pinturas previas), rellenar posibles imperfecciones con masilla, aplicarle una pintura tradicional al agua y finalmente dar un barniz o cera.
En cambio, Chalk Paint nos ahorra el engorroso paso de lijar o decapar para deshacernos de las sustancias que el mueble ya tiene, puesto que esta pintura agarra perfectamente sobre ellas.
Para decidir una cosa u otra, creo que es importante poner sobre la balanza el tiempo y paciencia del que dispondremos para trabajarlo, el estado y posibilidades de la pieza y el apego sentimental.
En mi caso, yo cuento con tiempo y ganas, pero prefiero ahorrarlo para otros muebles más especiales, como por ejemplo el trono o la cómoda blanca de abuelita.
Eso si, acudir a la técnica del Chal Paint no significa que te den todo hecho...Este escritorio tiene sus buenas horas de trabajo. A continuación os enseño fotos del proceso y os lo cuento paso a paso:
1. Escogí el tono gris elefante para este mueble porque necesitaba un color sufrido que aguantase sin ensuciarse puesto que es un mueble sobre el que tenemos colocado el ordenador de mesa, impresora y escribimos.
Apliqué dos capas sobre toda la superficie, incluyendo el interior de los cajones y la parte trasera y revés del tablero.
2. Reconozco que el resultado me pareció bastante soso tal cual, así que la profesora me sugirió que en cada uno de los pomos de las cajoneras pintara un número, a modo de pupitre escolar.
Utilicé como plantilla una regla de colegio de esas que tiene números y letras para numerar los cajones del 1 al 8.
3. Finalmente le dí un acabado mezclando betún de judea con cera Álex, lo que le dio una apariencia más industrial.
¿Qué os parece?
Me encanta la transformación, pero confieso que no es el mueble que más me gusta como ha quedado.