Todos tenemos nuestros colores, o al menos deberíamos tenerlos claros. Esos colores que nos calman, nos hacen brillar y sentir radiante, y rodeándonos de ellos, todo siempre parece más bonito.
Los colores hablan por nosotros... a parte de hacernos sentir, muestran a los demás qué es lo que sentimos cuando los llevamos...
Simplemente abre los ojos, mira tu armario, tu casa y busca los colores que más se repitan. Tenlos claros, y una vez que lo hayas hecho, busca armonía con ellos, que todo cuadre en tu armario, en tu casa y en tus detalles.
- Abre tu armario, y así de un vistazo ¿qué color es el que más se repite? Párate a pensar y piensa que quizá sea ese el color con el que mejor te ves, ¿no? Igual es mejor dejar de pegar palos de ciego y que te centres en esos colores que son los que realmente te favorecen. Inunda tu armario con ellos.
- Y en tu casa ¿de qué color son tus muebles? ¿Es de ese color del que te quieres sentir rodeada? Piénsalo bien, igual es momento de hacer renovación, pero lo que sí tienes que tener claro es qué base quieres poner para poder jugar sobre ella. (Importante: esas flores que tanto insisto en que compréis, compradlas siempre acorde a esa armonía de color que buscas en casa o en el lugar en el que quieras ponerlas, las flores son parte de lo que ves cada día)
Creo que en este post, Cuatro cosas imprescindibles para disfrutar de tu casa este otoño, os quedó claro de qué color me gusta a mí mi casa...
- Por último tus detalles, tu día a día. Queramos o no, estamos viendo continuamente todos esos detalles que nos rodean, y el cuidar que ellos también tengan armonía, hace que las cosas fluyan mejor.
Creo que os queda claro que me gustan los colores suaves, quizá sea por esa calma que quiero que me rodee, y supongo que si me rodeo de colores suaves, todo lo que me suceda estará envuelto en esa misma calma... o al menos eso deseo...