Por fin llegó el sábado de los sábados. La boda de las bodas.
Hacía unos meses que había encontrado este vestido de Carolina Herrera en Las Rozas Village, y esperaba impaciente en el armario. Tenía claro que quería combinarlo con accesorios plata. Sólo me tuve que ajustar un poquitín el bajo y el cuerpo para adaptarlo del todo a mí y al abrigo de Zara blanco con el que lo iba a acompañar.
Gran ocasión y ceremonia de mañana pedían a gritos un tocado en condiciones. En Albero encontré algunos maravillosos. Esta vez tenía claro que no quería comprar sino alquilar, debido a que me sería difícil repetir el look completo en otra ocasión. Allí ambas cosas son posibles.
Me encantó como me atendieron en su tienda-taller en Cartagena. Tienen una sensibilidad especial y un arte que no se puede aguantar. Ponen mucho mimo en cada pieza que producen.
Me aconsejaron que me quedara con este casquete blanco hielo con flores rosas y velo gris. Creo que fue todo un acierto porque me sentí muy cómoda con él. Ni demasiado grande ni demasiado pequeño. ¿Qué os parece?