Necesitamos un bote pequeño, una esponja y agua micelar, como veis cosas que tenemos en casa.
Colocamos el bote sobre la esponja y dibujamos el contorno mayor, recortamos con un cúter y si hace falta perfilamos mejor el círculo. Lo metemos dentro del bote y ahora hay dos opciones, la primera de ella es dejarlo tal cual, y la segunda añadirle unas gotitas de agua micelar para humedecer la esponja y conseguir limpiar mejor los colores más oscuros o llamativos.
¿Qué os ha parecido? Pienso que es muy útil para poder limpiar las brochas cuando nos maquillemos, aunque una vez a la semana debemos de lavarlas para quitarle los pigmentos, suciedad y bacterias que se hayan podido quedar adheridas a las cerdas.
Muuuuuak!!!