En coloración natural existen varios tratamientos, entre ellos, los dos de los que vamos a hablar hoy: los barros y los oleos.
Los barros se obtienen de diferentes partes de las plantas (del comino, algarroba, del sésamo…) un ingrediente 100% natural que se tritura en molino de piedra para que no contenga ningún metal pesado. Para su preparación, a una temperatura adecuada, se mezcla con la parte de agua correspondiente según el tipo de cabello (éste tipo de tratamientos los hacen en centros especializados). Además de aportar coloración, los barros son reequilibrantes, desintoxican, regeneran el cuero cabelludo y la fibra capilar, aportan fuerza y textura.
Los oleos por el contrario, son coloraciones de oxidación química libres de esas sustancias químicas, enriquecidos con sustancias naturales como aloe vera, flor de loto, coco… éste tipo de coloración respeta la estructura del cabello sin producir ningún tipo de alergia, picores ni descamación, además, crea un efecto 3D ya que lo que hace es suavizar la linea del crecimiento del cabello, un acabado natural que favorece al crecimiento del pelo, ayuda a evitar su caída, controla los niveles de grasa y purifica el cuero cabelludo.
En ambos casos y como hemos dicho en otras ocasiones, los tintes naturales procedentes de plantas no decoloran, por lo que de bases oscuras no se pueden conseguir resultados más claros, del mismo modo, no cubren las canas al 100% ya que solo le aporta un reflejo que disimula la cana opticamente, quedando medio tono más claro pareciendo mechas.
Las coloraciones naturales lo que hacen es aportar matices siempre a la altura de la base y en caso de tener canas, el resultado queda más bonito y más brillante gracias al brillo que aporta y cómo deja pasar la luz a través del cabello blanco.
En éstos casos de coloración por barros y óleos, la duración es más larga que con un tinte convencional, por lo que los repasos se hacen con más espacio de tiempo, haciendo un proceso más sano y natural.