En verano, nuestra piel sufre los efectos del calor excesivo. Elimina más líquidos con el fin de mantener la temperatura corporal. El salitre de la playa y el cloro de las piscinas también la resecan, dándole un aspecto “apergaminado”.
Evita las horas centrales del sol y si te expones, escoge con cuidado tu protector solar (sobre todo que no tenga partículas nano de metales).
Cuida las zonas más sensibles como el escote para evitar las manchas.
Una buena hidratación comienza en la dieta:
Bebe mucha agua
Toma fruta abundante y ensaladas refrescante. Gazpachos, ajoblancos, zumos de frutas… también aportan gran cantidad de líquidos.
Protege tu piel aportándole antioxidantes como los carotenos de la zanahoria; o el licopeno presente en tomates y pimientos.
La vitamina E del aceite de oliva regenerará tu piel a la vez que te ayuda a fortalecer los huesos.
Muy importante: al volver de la playa o de la piscina, dúchate para limpiar bien tu piel e hidrátala con una crema.
Y como nuestra piel también se alimenta, te proponemos nuestra “Thermal Body Moon”:
Con gran cantidad de agua termal que la mantiene hidratada por más tiempo.
Si la piel está irritada o enrojecida, el agua termal y las malvas calmarán el picor. ¡Incluso las picaduras de insectos!
Con carotenos antioxidantes que evitan su envejecimiento y protegen tu bronceado (evitará que te peles)
Con vitamina E que estimula su regeneración
Recuerda que vale para toda la familia: también para bebés.
¡Y con un ligero toque cítrico refrescante !
Fuente: este post proviene de cosmetica natural certificada bio, donde puedes consultar el contenido original.
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