Necesitarás un producto en polvo o en crema, como más te guste, pero que tenga un tono cálido, y una brocha que te ayude a difuminar a la vez que aplicas el producto. Este lo aplicarás justo en aquellas zonas en las que debería incidir el sol manera natural; nos referimos:
- El alto de los pómulos
- El tabique nasal
- El alto de la frente
Otro punto importante que debéis considerar es que, cuando nos da el sol, nuestras mejillas también suelen sonrojarse un poco por el calor. Por esta razón, lo que debemos añadirles es un toque de rubor color coral, o rosa. Escogeremos uno u otro en función del color natural de nuestra piel.
Finalmente, no olvidéis dar un toque de luz con iluminador en la zona más alta del pómulo y el tabique nasal para crear un efecto más lustroso. ¡Listo! A nosotras este efecto nos encanta, ¿y a vosotras?