Llega el buen tiempo y toca cambiar de armario. Pero ¿cómo hacerlo? ¿cuáles son los mejores trucos?
Para evitar olores extraños es imprescindible que todo lo que vayas a guardar haya pasado antes por la lavadora. Eso ayudará a mantener en perfecto estado cada prenda y te facilitará enormemente la tediosa tarea cuando llegue el otoño.
Ahorráte el planchar la ropa, porque fijará gérmenes y suciedad invisible. Además es inevitable que queden pliegues por estar guardada, y te tocaría repetir el proceso cuando la vuelvas a sacar.
Así que cuelga las prendas… ¡y mételas directamente en una bolsa (por ejemplo, de basura) con percha y todo!
Además, puedes añadir bolsitas con aromas florales o frutales para que tu ropa siga oliendo bien después del verano. Te recomendamos: lavanda, mondas de limón y naranja, aceite o madera de cedro, tomillo, menta, etc. que además de dejar un olorcito estupendo, son antipolillas.
Guárdala en cajas, las más cómodas son las de plástico flexible, preferiblemente con refuerzos en la base y los lados, para que la colocación sea más sencilla. Y si tienen ruedas pueden ser muy cómodas para guardar debajo de la cama.
También existe la opción de las bolsas herméticas de las que se puede extraer el aire evitan la entrada de insectos y humedad, ahorran espacio y permiten visualizar lo guardado con facilidad.
Es conveniente hacer un listado con lo que se ha guardado y dónde para poder rescatarlo en minutos si es necesario. Muchas veces necesitamos determinadas prendas de la temporada de otoño-invierno en primavera-verano: una excursión a la montaña, un viaje a un país más frío o una noche con bajas temperaturas que te sorprende. Esta idea evita que nos volvamos locos rebuscando en cajas, armarios y diferentes huecos de la casa.
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