Llegamos pronto al Studio Samivida, la verdad es que el lugar no podía ser más bonito, luz, amplitud y mucho blanco, mis favoritos en decoración. Allí estaban ellas, esas que nunca me fallan ayudándome con todos los detalles, todo tenía que salir perfecto y sin ellas no lo habría conseguido. Gracias.
Empezasteis a llegar, nos fuimos conociendo y llegó el gran momento, me sentaba ante todas y tenía que empezar a hablar. Os prometo que hacía mucho que no me sentía tan nerviosa! Pero fue pasando, poco a poco me fui soltando y hablé, y hablé sin parar, tenía tantas cosas que contar y tan poco tiempo para contaros todo...
Llegó el momento de Ana Perurena, y ella sí que nos hizo brillar, tanto y tan interesante, esa sensación de bienestar que supo transmitirnos, esa paz que nos hizo conseguir en tan sólo unos minutos...
Comimos juntas, no podíamos parar de charlar así, tan pronto, y seguimos. Y seguimos, la complicidad llegó, y allí pasamos la tarde, juntas, charlando, riendo... un momento especial que me no creo que olvide fácil.
Gracias a todas, gracias por hacer esto posible, gracias por hacerme brillar.