El siguiente acontecimiento bodil de la lista nos trajo un respiro del calor del sur.
Gracias al frescor del norte disfrutamos de un par de días de chaqueta, buena comida y paisajes rústicos.
El Monasterio de Aciveiro en Pontevedra me pareció un lugar increíble para celebrar en un mismo sitio ceremonia religiosa y cena. Tan rústico, tan cuidado. Con más encanto imposible.
Rescaté este vestido nude de Mango para la ocasión (que ya usé en esta boda en Cartagena).
Sólo lo había usado esa vez, y aunque tiene un tono un tanto "conflictivo" en pieles pálidas, me pareció que combinado con uñas y labios rojos el look de invitada de boda resultaba elegante y discreto.
Los salones rosa palo de Fosco son realmente cómodos y el bolsito lazo, que me compré hace siglos en Accesorize, lo he utilizado hasta la saciedad, como por ejemplo en esta boda en Lugo el año pasado y en esta en Cartagena.
El recogido fue el resultado positivo de aventurarme en una peluquería de la zona...
Reconozco que últimamente estoy de suerte. He alejado algo de mi cabeza el convencimiento de que prefiero peinarme yo misma en las ocasiones en las que no conoces de antemano quién te peina.
Quizás fuera coincidencia, o quizás fui más clara en las indicaciones de lo que quería. Quién sabe.
Lo que es claro, es que esta reciente conclusión no es tan fuerte como para despejar de pronto mi obsesión por los peinados DIY.
Este detallito de la bici y el peto con sombrero de paja y hojas me gustó mucho :).