(Imagen/ Flickr: galaxies and hurricanes)
1. Sanear las puntas
Sabemos que este es probablemente el paso que más nos cuesta y el que siempre dejamos como último recurso, pero lo cierto es que es fundamental a la hora de lograr un cabello realmente sano.
Cortar las puntas dañadas no sólo nos facilitará la tarea de perdurar su hidratación y brillo, sino que, además, ayudará a que nos crezca más. Esto se debe a que, pese a que la raíz siga creciendo, la punta se va abriendo más cada vez, haciendo que las fibras se partan y creando esa temida sensación de que el cabello 'no crece'.
Pensar que el corte más grande será la primera vez que decidamos cuidarlo en profundidad ya que, si seguimos esta rutina, bastará con sanearlo unas tres veces al año.
2. Usar productos acorde a nuestro tipo de cabello
Uno de los puntos más importantes es escoger los productos correctos para nuestro tipo de cabello.Un ejemplo de eso es que si tenemos nuestro cabello delgado o fino y le ponemos un producto pesado, al final se verá como las puntas se pegan entre si. Pasaría todo lo contrario si usamos un producto de cabello fino para cabello rizado, ya que no abarcaría todo lo que un cabello rizado necesita Por el contrario, una hidratación de cabello fino puede ser insuficiente para un pelo rizado.
Así, champú, acondicionador y mascarilla deben ser acordes al tipo de pelo, pudiendo alternar en ocasiones puntuales algunos específicos, por ejemplo para proteger del sol, dar vida a pelo teñido, etc.
3. Importancia de la rutina
Cada vez que nos lavemos el cabello es importante que utilicemos champú, acondicionador y sérum. A veces nos saltamos los dos últimos pasos por falta de tiempo y el resultado es que el secador, planchas, sol, polución, etc., dañen nuestra fibra capilar y la hacen ver opaca y sin vida.
Asimismo, una o dos veces por semana, según nuestras necesidades, será imprescindible utilizar una mascarilla específica para nutrir y reparar, pudiendo aplicar también una o dos veces al mes algún tratamiento determinado que aporte un extra de hidratación.
En este vídeo podéis encontrar una marcarilla reparadora casera tremendamente efectiva:
4. Protección
Probablemente ya estéis concienciadas con el hecho de proteger el cabello con algún sérum antes de someterlo al calor de secadores y planchas, algo de lo que solemos abusar más en invierno.
No obstante, debemos tener en cuenta que ésta no es la única protección necesaria. En verano el sol puede ser igual de dañino que dichos utensilios, mientras que el cloro de las piscinas y el agua de mar también incitan a su deshidratación. Por ello, existen protectores específicos para estas situaciones, como los solares creados específicamente para este fin.
5. No enroscar la toalla
Existen algunos hábitos dañinos para nuestro cabello y ni siquiera somos conscientes de ello. Un ejemplo muy común es el gesto de enroscar la toalla en torno al cabello mojado, lo que hace que éste se rompa con facilidad.
Tened en cuenta que cuando lo mojamos es el momento más vulnerable para él, por lo que sólo tendremos que dar toquecitos que ayuden a quitar el exceso de agua, evitando enrollarlo.
(Imagen/ Flickr: cuantofalta)
6. Cuidado al desenredar
Lo mismo ocurre a la hora de cepillarlo mojado, algo que debemos sustituir por un peine de púas anchas, comenzando a desenredar las puntas, luego los medios y, finalmente, el cabello completo desde la raíz. De esta manera evitaréis los posibles nudos imposibles de deshacer y nuestra melena se romperá menos.(Imagen/ Flickr: comedy_nose)
7. Peinados que dañan el cabello
Debemos tener cuidado si solemos utilizar peinados muy tirantes con el cabello recogido o enroscado, como coletas o moños de bailarina.Siempre será mejor apostar por estilos semi-despeinados que eviten tirar de la raíz durante muchas horas.
Asimismo, es importante tener en cuenta que el tipo de goma también puede influir a partir el cabello, por lo que es mejor olvidarse de gomas muy finas.
8. Aceites para nutrir en profundidad
Existen productos naturales realmente efectivos para ayudarnos a mantener la hidratación.
Así, los más destacados son los aceites, ya sea de oliva, coco, argán o almendras, que podremos aplicar solos o combinados con otros ingredientes para realizar una mascarilla ultra nutritiva.
En el primer caso, podremos echar unas gotas del elegido sobre la palma de las manos, extendernos sobre éstas y aplicarlo de medios a puntas, recogiendo el cabello en un moño de bailarina holgado para no manchar nada. A la mañana siguiente sólo tendremos que seguir nuestra rutina de lavado tradicional.
En este vídeo encontraréis el modo de empleo de uno de los aceites más beneficiosos, el de argán:
9. Aloe Vera
Otro ingrediente perfecto para el cuidado del cabello es el aloe vera, del que debemos extraer la pulpa para después aplicar por todo el cabello húmedo. Pasada media hora podremos lavar el cabello como normalmente y notaremos esa hidratación extra. Una opción perfecta para hacerla una o dos veces por semana.
¿Tienes una planta de aloe y no sabes cómo extraer la pulpa? ¡No te pierdas este vídeo!
10. Vinagre
Finalmente, uno de los aspectos que más suele preocupar es el brillo, algo que podemos solventar con vinagre. Basta con terminar nuestra rutina de lavado con un chorro de éste y después aclarar con agua fría.Asimismo, podemos combinar una cucharada de éste con huevo y dos de aceite de oliva para formar una mascarilla prelavado que deberá reposar media hora.
En este vídeo nos recomiendan el vinagre y una técnica de aplicación para potenciar sus efectos:
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