Eligió un clásico, la combinación de blanco y negro, para su uniforme: un pantalón negro, una camisa blanca adornada con una sencilla cinta y una cazadora de cuero han sido sus aliados cada mañana de oficina durante más de 720 días. El resultado es eficaz: chic y sobrio al mismo tiempo; desenfadado pero elegante, no demasiado sujeto a modas pasajeras y válido, además, para cualquier estación del año.
Con esta iniciativa, la directora de arte ha logrado no sólo despojarse de la tensión mañanera y de su consecuente desgaste sino reivindicar que en el ámbito laboral una persona debe ser valorada exclusivamente por su trabajo, no por la ropa que luzca.
Compró 15 blusas de seda idénticas, con la abotonadura en diagonal y las mangas recortadas, para darle un aire moderno. Varios pares de pantalones negros y simples. Finalmente, aportó su toque personal con una cinta de cuero inspirada en la afinidad de su madre hacia los lazos. Para los sofocantes días del verano neoyorquino, buscó una alternativa, dos faldas negras mate muy sencillas e igualmente efectivas. Recientemente, tras una búsqueda intensa, volvió a adquirir, esta vez en Zara, una nueva tanda de blusas, pues tuvo que jubilar las anteriores por uso.
Matilda Khal con su uniforme.
¿Qué os parece? ¿os gustaría? ¿demasiado aburrido?
Siempre te quedan otros dos días a la semana para dar rienda suelta a la imaginación. A mi desde luego no me parece mala idea. Con un look sencillo y clásico seguro que aciertas, independientemente de lo que te depare el día. En mi época de despacho habría agradecido esta moda, aunque creo que no habría sido capaz de mantenerla demasiado tiempo.
Por si queréis ver el artículo completo, os dejo el enlace a YO DONA.
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