- En primer lugar, es fundamental preparar la piel, ya que esto hará que el resultado sea mejor. Para ello, debemos limpiarla, tonificarla e hidratarla. Así, conseguiremos eliminar los posibles residuos de productos o contaminación, atenuar la apariencia de los poros y conseguir una piel jugosa y bonita. No olvidéis usar productos específicos para vuestro tipo de piel y recordad que las pieles grasas también necesitan hidratación.
- A continuación podemos aplicar una prebase de maquillaje para que éste dure más tiempo y podamos disimular un poco más las posibles imperfecciones, como los poros abiertos, brillos, la piel sin luz, etc. En este punto también incluiríamos los correctores de colores que ayudan a neutralizar ciertos problemillas, como las rojeces u ojeras, entre otros.
- Por fin llegaría el momento de aplicar nuestra base. Para ello, podemos poner puntitos de producto por todo nuestro rostro, de manera que nos facilite aplicarlo de manera uniforme. Un truco para aquellas que tengan una base mate y quieran lucir un rostro más jugoso y natural, puede ser echar unas gotitas de un sérum o aceite para el rostro sobre la brocha y después usarla para repartir los puntos de maquillaje que nos habíamos aplicado.
- Tras la base llega el momento de los correctores y es fundamental que éstos se fundan con nuestra base para crear un resultado natural. Ailén incide en la importancia de difuminar correctamente, ya sea con los dedos o con brocha.
- Ahora tendríamos que sellar todo el maquillaje para fijarlo correctamente. Aquellas de piel seca deberán usar polvos sueltos o translúcidos para evitar marcar las líneas de expresión. Las de piel grasa o mixta pueden usar cualquier tipo de polvo, tanto sueltos, como compactos, aunque sí es preferible decantarse por una brocha compacta para crear más presión sobre la piel y que se selle correctamente el producto anterior.
- Por último, podemos aplicar una bruma o spray fijador. Esto nos ayudará a mantener nuestro maquillaje impecable durante todo el día.