?Este año me pido Synaesthesia de Lush, un masaje, ¡qué digo un masaje! una experiencia multisensorial, un viaje perfecto, una transformación por dentro y por fuera.
La verdad es que este regalo ya me lo he gastado. Es una de las novedades que os traigo a estas páginas y que probé poco antes de Navidad. Pero vamos, que no me importaría encontrármelo en forma de ‘vale por’ entre los regalos de Reyes, éste o cualquier otro de los tratamientos de autor que Lush propone en su recién inaugurado Spa de Madrid.
Y es que Synaesthesia es algo más que un masaje, es un viaje a la vida, porque eso es lo que se siente cuando atraviesas la puerta de este espacio de 3 plantas decorado al más puro estilo inglés, entrañable, acogedor… y te sientas con Dani en la mesa de la cocina para descubrir qué sientes, qué quieres, qué te gusta, qué esperas.
Te escucha y después te mira y te dice: “esoge una palabra de las de la pizarra de atrás”.
Yo escogí Paz, que ahora parece muy manida, pues en estas fechas la escuchamos contínuamente, pero en ese momento yo no sé por qué me quedé con ella. Quizá porque es lo único que quiero, paz, tranquilidad, armonía. Quizá porque es la única cosa que realmente tiene sentido, Paz. No sé, esa fue mi palabra, y por eso mi masaje fue diferente al que pueda querer, necesitar, desear, otro persona que elija ‘Humor’, ‘despejada’, perspectiva’, etc. Mi masaje será con unas barritas de manteca con la palabra paz, creada especialmente para quienes quieran ese sentimiento.
Después escoges una esencia, sin olerla previamente, también por impulso, lo que sientas. ¿Curioso, no? Y con tu palabra escrita en una pizarra y la esencia que impregnará tu ‘viaje corporal’, te sientas a esperar a que él prepare todo lo necesario para el tratamiento personalizado. Es un ritual tan especial, que parece que nada importa más en el mundo. Lush Spa, tu sentimiento de paz, tu tesoro en una pequeña botella y la curiosidad ¿Qué vendrá ahora?
“En función de lo que has esogido, el tratamieno Synaesthesia se personaliza. En tu caso incluye cuerpo, espalda, piernas y cabeza. Facial no te ha correspondido“, me dice Dani. Bueno, seguro que está genial. Y sí, lo está. Tumbada en una camilla, con el aroma que tu subconsciente ha decidido, con las barritas de masaje más nutritivas que te puedas imaginar, Dani puntea tu cuerpo con la ligereza y presiones adecuadas. Es una especie de viaje iniciático en el que una hora vale por 24 ya que las sensaciones que experimentas van del día a la noche y viceversa, sintiendo el aroma de los sonidos, el tacto de la naturaleza en tu piel con movimientos cantores cual pájaros escribiendo una partitura que sabe a composición maestra.
Y es que eso es la sinestesia, sensaciones de diferentes sentidos en uno solo. Oir colores, ver sonidos, degustar texturas… Yo no sé hasta qué punto soy sinestésica pero con este masaje sí he podido experimentar una sensación plena de luz y temperatura, dulzura y música, piel contra piel (sí sé que suena… Pero es que la sensación de plenitud siempre es una explosión de sentimientos).
Lo dicho, queridos Melchor, Gaspar y Baltasar, que este año he sido muy buena y quiero más. Más masajes como éste, o similar.
Belleza eres tú te desea
¡Felices Reyes!