Estamos en pleno mes del Orgullo gay y para celebrarlo, quiero escribir sobre lo que este movimiento ha contribuido también en el mundo de la moda. Y no me refiero a las típicas camisetas con la bandera del arco iris que cada año lanzan algunas marcas, sino a la influencia que ha tenido en la liberación del tan encorsetado fondo de armario masculino. Y es que, durante las últimas décadas, los hombres han tenido que tener mucho cuidado con qué tipo de ropa escogían para no ser prejuzgados y tildados con despectivos calificativos.
Nada de rosa, un no rotundo a estampados llamativos y cortes muy básicos. Todo esto cada vez está más alejado gracias a firmas que se atreven a diseñar prendas que redefinen la esencia masculina y visten a un hombre actual que apuesta por estilismos llamativos y arriesgados compuestos por colorido prints, tops y pantalones ceñidos, tejidos drapeados, faldas, vestidos e incluso zapatos de tacón. Con casas como Ludovic Saint Sernin, Gucci o Palomo Spain y celebrities como Ezra Miller, Harry Styles y Billy Porter, la industria demuestra que la inclusión está más de moda que nunca y ha llegado para quedarse.