¡Hola chicas!
Hoy quiero hablaros de la keratina. Seguro que muchas de vosotras habréis oído hablar de ella, sobre todo en Más que peinados, donde os la solemos recomendar mucho cuando tenéis el cabello castigado; pero, ¿sabéis qué es y para qué sirve? Voy a intentar aclarar vuestras dudas para que, tanto si os decidís a ir a un salón de belleza como a usarla en casa, sepáis todo lo que tenéis que saber acerca de ella.
¿QUÉ ES?
La keratina es una proteína rica en azufre de la cual están mayormente compuestas la piel, las uñas y el cabello. Por ello, cuando acudimos al salón de belleza para hacernos un tratamiento de keratina, conseguimos que nuestro pelo se vea más grueso y con más fuerza, ya que ha formado una capa protectora de su principal componente.
¿QUÉ HACE?
La keratina reestructura nuestro cabello reparándolo desde dentro en las zonas dañadas. Por ejemplo, cuando lo castigamos mucho con aparatos de calor como la plancha, la tenacilla o el secador, el pelo va perdiendo vida y lo vemos reseco, más fino y sin brillo. Hay muchos tipos de keratinas, las que se hacen como tratamiento y alisan y las que solo lo reparan, por eso se pueden utilizar en todo tipo de cabellos. Lo mejor es preguntarle a un experto antes de decidirse por una en concreto. Hay chicas que quieren reconstruir la fibra capilar pero no quieren perder sus rizos; en ese caso, una keratina que vaya a alisarles el pelo no sería la mejor opción para ellas.
También hace que el encrespamiento desaparezca, ya que sella la cutícula y hace el cabello más resistente y elástico.
Para que nos entendamos, cuando tenemos el cabello castigado es como cuando tenemos una pared llena de agujeros. En el caso de la pared usaríamos cemento para tapar esos agujeros, ¿verdad? Pues en el cabello usaríamos la keratina para recomponer cada pelo y que vuelva a ser sólido y fuerte. Cuanto más estropeado esté vuestro cabello, más notareis los resultados.
¿CUÁNTO DURA?
Esto dependerá de la calidad de la keratina, pero aproximadamente unos 4 meses, lo que supondría hacerse el tratamiento unas tres veces al año. Por supuesto, hay que cuidar el cabello una vez hecho el tratamiento, usando un champú especial para que no nos elimine la keratina antes de tiempo. Antes de aplicarla hay que usar un champú alcalino y una vez puesta hay que sellarla con calor (normalmente con plancha). En el caso de la que nos aplicamos en casa, va en un pulverizador y se aplica después del lavado. Es importante que leáis las instrucciones. Yo conozco a más de una que se la ha aplicado en el cabello mojado recién lavado y al ser verano se ha ido tal cual a la calle. El resultado es un cabello pegajoso y con aspecto sucio, ya que si no secas tu cabello con el secador, ese calor que hace falta evita que se selle, por lo que no hace efecto ninguno. En este caso no es necesario plancha; con el calor del secador (difusor para cabellos rizados) y un poco de brushing, es suficiente (en caso de cabellos lisos). Mi consejo es que, si no estáis dispuestas a secaros el cabello por el motivo que sea, no uséis keratina en spray ese día.
En el caso de un tratamiento en salón de belleza no tendréis que preocuparos de nada, solo de lavar el cabello con el champú adecuado y a la calle perfectas, ya que las condiciones ambientales (humedad, lluvia…) ya no afectarán a vuestro cabello.
También hay champús y mascarillas con keratina para las que no queréis complicaros nada la vida o no tenéis tiempo de mimar el cabello más en profundidad. Os irá reparando poco a poco el cabello, aunque seguramente no tanto como las dos formas que hemos mencionado más arriba.
Espero que se os hayan disipado un poco las dudas sobre este maravilloso producto para el pelo. Si aún así os queda alguna, podéis dejarme vuestro comentario y os la resolveré encantada. También podéis dejarme comentarios contándome vuestra experiencia con la keratina y compartir en redes sociales el post.
Nos vemos la próxima semana para más cosas sobre vuestro cabello.
¡Besos!
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