En mi primer día de pasarelas en NYFW decidí vestir un atuendo muy especial. Me encantó ver la colección de Beatriz Rodríguez en el pasado MBFWSJ. La estética y colorido de las piezas se quedaron en mi mente y al empezar a planear el viaje a NY de inmediato pensé en localizarla.
Para mi grata sorpresa, Beatriz se dio a la tarea de crear una colección que además de ser hermosa es el reflejo de un concepto profundo. Las piezas se basan en unas fotografías publicadas por la Revista LIFE en 1990. En ellas Therese Frare capturó el angustioso lecho de muerte de David Kirby, un joven consumido por el Sida, tumbado en la cama, rodeado de su familia y con una mirada perdida. Una mirada que marcó a la sociedad y que puso rostro a esta epidemia.
En seguida se convirtió en una de las fotografías que, de forma poderosa, identificaba al VIH que por entonces, tenía a millones de personas infectadas por todo el mundo. Para ella sus piezas representan los lazos familiares que existen en los momentos difíciles. Cuando me contaba esta historia no podía dejar de recordar la sensación que tuve al ver la mini serie Angels in America, que trata este tema en NY (súper recomendada!).
Estéticamente, la prenda es un vestido con una silueta muy geométrica, con cortes asimétricos en sus hombros. Mezcla varios de mis colores favoritos: azul navy y blanco, con detalles rojos. Quise resaltar los detalles rojos con mis accesorios: un collar corto pero grueso y unos tacones plásticos de la colección de Vivienne Westwood para Melissa. Sentía que el atuendo era muy pop, por lo que opté por un clutch blanco con fotos de portadas de revistas y lentes de sol blancos.
Mi cabello lo llevé recogido en una cola alta, porque quería que se vieran todos los detalles del cuello del vestido. En el maquillaje quise resaltar los labios rojos, como los de las caras que llevaba en el vestido.
Estas fotos las tomamos en Chelsea, un distrito histórico al oeste de Manhattan. Se encuentra al sur de Hell’s Kitchen y el Garment District. Su límite al sur es la calle 14 Oeste, donde curiosamente se ubica un mercado gastronómico del que les voy a contar en mi próxima publicación acerca de la comida del lugar!
Me sentí muy halagada de poder vestir una pieza que fue creada con tanto sentimiento. Valoro mucho el poder creativo de su diseñadora, porque logró una colección que además de ser hermosa y llamar la atención, busca transmitir un mensaje. Es aquí donde vemos cómo la moda se convierte en un vehículo de comunicación.
Fotografías: Tatiana Marin Photography
Espero que les guste,
un abrazo,