Odio la sensación de sentirme observada por un objetivo.
Me impresiona demasié, hasta hacerme salir en las fotos con un gesto extraño, que en realidad no refleja mi verdadera expresión.
Admiro a los que tiene la capacidad natural de estar relajados y salir de muerte, e incluso a aquellos "asquerosos" que pueden permitirse hasta juguetear, cambiar de expresión, de postura hasta tener un montón de imágenes en las que salen favorecidísimos.
A mí eso me cuesta hasta cuando es mi marido el que me tira la foto (que más confianza no puede haber) y voy requetepuesta para un tinglao(no es como cuando estás en tu casa con pelos de loca y sin gota de maquillaje, que no quieres que te saquen ni de lejos).
Pero que no me guste el objetivo no quiere decir que no me guste tener una buena foto en la que al mirarla me vea guapa y decente. Alguna que quizás pueda enmarcar por el resto de mis días y de viejecita me recuerde que una vez fui joven.
Menos mal que hace unos días conocí a Susana de Sugar Fotografía.
Una amiga me habló de una chica con mucho gusto y especial sensibilidad que hacía unas fotos preciosas de bebés y embarazadas. No era mi caso, pero lo que si lo era es la preferencia por la fotografía espontánea con entornos naturales de fondo, que le daban un toque aun más natural.
Yo necesitaba una buena imagen...Y se me ocurrió pedirle ayuda.
Menudo descubrimiento.
Sus imágenes de recién nacidos son todo dulzura. Tan acurrucaditos, abrigados, con los ojos cerrados es fácil imaginártelos aun en la tripa de su mamá. Los detalles de la boquita y pies son para comérselos.
Las de familias y embarazadas me gustan mucho por sus escenarios al aire libre, que quedan en segundo plano pero que hacen de las tripitas algo sencillo, una escena poco preparada y por tanto más bonita.
Para nuestra sesión de fotos quedamos en El Parque Arqueológico del Molinete, uno de mis sitios preferidos de Cartagena, situado en una de las cinco colinas de la ciudad. Es un espacio con rincones plagaditos de lavanda, tomillo y plantas espigadas rodeando los restos de las muralla y las ruinas de un barrio de dudosa reputación, del que me gustaría hablaros en otra ocasión.
Susana creía que sería un escenario perfecto, y yo encantada porque lo siento muy mío y cargaría aun más de personalidad las fotos. Y así fue.
Reconozco que con nuestra larga charla inicial indirectamente traté de retrasar el comienzo de la sesión lo más posible porque me daba una vergüenza horrorosa. Pero al verme tan tensa, Susana - cámara en mano- comenzó a hacerme preguntas a las que yo iba contestando distraída y más relajada, mientras ella empezaba a disparar sin avisarme siquiera.
Y poco a poco fuí venciendo el miedo.
Al terminar, me preguntó si me apetecía que me enseñara ya algo del trabajo, aunque no acostumbraba a mostrar nada hasta que no estuviera editado. Le contesté que por supuesto sí, pero temía verme con esas expresiones forzadas de las que antes os hablaba...pero no y no. Aluciné con la luz, los colores y sobre todo porque me vi favorecida.
Os confieso que cuando me enseñó el resultado final no noté el retoque por ningún lado, algo que para mí es muy positivo. Además, supo sacar provecho a mis puntos fuertes sin eliminar del mapa los débiles. Esto es básico para no verte falseada y artificial.
¿Que os parecen?
Yo estoy absolutamente encantada y agradecida a Sugar, porque por fin puedo enmarcar una foto mía en la que verme guapa (y de paso actualizar la página "sobre mí" de este blog).