Escoged unos polvos de un color parecido al de vuestra piel y sin brillos para dar un tono saludable y natural a vuestro cutis, ideal para un uso diario.
Los polvos de sol con brillos son menos adecuados para esta época del año que los mates, que pueden ser muy útiles si queréis mejorar vuestro aspecto sin apenas maquillaje.
Basta con aplicarlos en tres puntos estratégicos de cada lado del rostro: sienes, pómulos y barbilla, además de una pincelada vertical en la nariz.
Desde ahí extendedlos desde ahí haciendo la forma de un ‘3’ en cada perfil. Utilizad una brocha grande y ancha y no os excedáis con el producto.
Los polvos autobronceadores no cubren imperfecciones, para esos están los compactos, pero podéis combinarlos con una base de maquillaje ligera en vez de usarlos sobre la cara lavada.
¿Usáis polvos de sol en invierno? ¿Cuáles?