Las Fallas valencianas son nuestra fiesta más popular, un auténtico culto al arte, al buen hacer, a la pintura, a la música, a la gastronomía, a la moda… Muchos piensan que las Fallas son una forma más de gastar dinero para solo quemarlo; otros se fascinan por la capacidad satírica e imaginativa de nuestros monumentos y, finalmente, están los que viven enamorados de las Fallas, los que enmarcan el mes de marzo en su calendario y esperan nostálgicamente la llegada de la primera mascletà.
Por mi parte, nunca he tenido este sentimiento…es más, siempre he aprovechado las Fallas para hacer mis escapaditas y dejar al lado las calles cortadas, los petardos, las aglomeraciones…pero casarme con un fallero despertó en mí año tras año una nueva visión de la fiesta valenciana. Hace seis años empecé a participar en las actividades de una Falla, concretamente la Falla El Cano, Teodoro LLorente de Chirivella, que cuenta en la actualidad con más de 1.500 falleros. Sin apuntarme oficialmente (por cierto, quiero agradecer el excelente trato que siempre he tenido pese a no ser fallera durante muchos años), empecé a participar de las cenas, discomóvil, pasacalles, almuerzos, comidas… un entramado espectacular que te hace pasar cuatro días inolvidables. Poco a poco fui adentrándome en un mundo para mí desconocido… hasta que el año pasado me apunté con todas las consecuencias: asistir a las dos ofrendas. Desde el principio tenía claro el sitio dónde me iban a coser mi traje…Quería que fuese único, espectacular y el sitio era Les Falleres, de la mano de su gran modista y artista Cristina, una pequeña gran tienda de barrio en Serrería. Se caracteriza por confeccionar vestidos de fallera impecables, a medida, que se acoplan perfectamente al cuerpo y quedan fabulosos. ¡Gracias Cristina por tu cariño, trabajo y excelente trato!!!
Y es que por lo general un traje de fallera es muy delicado. Desde la tela que escojas hasta las puntillas, encajes y manteletas. Yo me decanté por un azul claro y unas manteletas en color oro que le iban como anillo al dedo al vestido. Pero no solo cuenta la tela y las manteletas hay que cuidar todas las partes del traje: desde las trenzas del pelo, el maquillaje, las peinetas, aderezo, medias, calcetines, zapatos forrados…¡Casi nada! Y aquí podéis ver el resultado….
Maquillaje de fallera
Y es que a un sensacional vestido de gala, como es el vestido de valenciana y a un peinado tan elaborado como el de fallera (como siempre he confiado en mi peluquera de confianza, María Montalbán), sólo le va un supermaquillaje, como el que me realizó para las dos ofrendas mi hermana, Amparo Rozalén. Eso sí, no todo vale!!
El maquillaje de fallera siempre me ha encantado. ¿La razón? Creo que es un trabajo muy pulido en la piel. La utilización de iluminadores, el uso de pestañas postizas, las sombras en pigmento, los colores fuertes y muy contrastados, la inusual combinación de maquillaje intenso en ojos y boca… un trabajo, en resumen, muy gratificante y espectacular. Al final, una Fallera lo que quiere es verse guapa, radiante y que el maquillaje sea el complemento perfecto para el espectacular vestido de valenciana. Para realizarlo utilicé la nueva colección para primavera de la firma de maquillaje Clarins y para hidratar mi piel correctamente antes del maquillaje la línea para pieles maduras de la nueva firma Flor Roca.
Para realizar bien el maquillaje de fallera hay que tener en cuenta los siguientes factores:
Depende de si es para un evento de día o de noche, el maquillaje es diferente. Evidentemente, la noche admite más contraste, más color, más brillo e intensidad.El día, por el contrario, pide menos más naturalidad.
Hay ciertos eventos que exigen mayor contraste en el maquillaje, en el que los colores oscuros se vean muy oscuros, y los claros, muy claros. No es lo mismo ver a una Fallera en la calle que sobre un escenario.
A la hora de maquillarse siempre hay que tener en cuenta el color del traje, del aderezo y de la manteleta. Como norma general, buscaremos un color que esté presente de manera secundaria en el brocado o las flores (no tanto en el color predominante del vestido) y lo haremos destacar en ojos o labios.
Como el peinado redondea los rasgos de la cara, buscaremos rasgar la mirada, hacerla más felina. Para los labios optaremos por colores vibrantes, como rosas fucsias.
El color es fundamental en el maquillaje de fallera, pero la piel debe estar trabajada y muy hidratada. Las imperfecciones (granitos, manchas…) deben estar corregidas y el tono igualado. Ah y no olvides trabajar también el cuello y el escote.
Las falleras están muchas horas maquilladas, así que debemos elegir uno de larga duración, que esté bien sellado y matificado para mantener los brillos a raya y garantizar que, pasadas las horas, todo siga en su sitio. Muchos delLos actos falleros son muy emotivos, por lo que para las lágrimas debemos utilizar productos waterproof.
Hay un regla que destaca por encima de todas. El maquillaje tiene que favorecer y disimular las imperfecciones. Potenciar sin disfrazar.
Este fue el resultado de la primera vez que me vestí, peiné y maquillé de fallera. ¿Qué os ha parecido?
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