... y también lloran, sí, pero este título me parecíó más apropiado.
Con este post doy paso a una nueva serie de posts en los que iré detallando cada producto de maquillaje que conozco (para qué sirve, cómo se usa, experiencias personales...), porque es un auténtico lío, lo sé, lo he vivido, y lo que me queda por vivir.
Imagináos esta situación: un hombre moderno y sin complejos, quiere aparecer radiante en un día especial o quiere sentir un cutis perfecto día a día, como ha visto hacer a muchas compañeras.
Es un hombre que se cuida, está claro, sabe utilizar sus cosméticos (porque lee este blog), y no tiene miedo de ir a una perfumería y hacerse con lo que le hace falta para estar perfecto.
Pero, aún así, hay cosas que la cosmética no puede resolver: pequeñas manchas, granitos, poros dilatados, puntos negros, mala cara...
Con la idea de borrar todo eso de su mente, comienza a investigar, y ¡llega a la conclusión de que su problema se resuelve en un par de brochazos!
Así, que se pone a buscar y buscar. Alguien le habla de un corrector, esa cremita con color que se aplica sobre los granos para que desaparezcaan y que, como te echas poquísimo, nadie te lo nota!
Después hay otra persona que le recomienda utilizarlo también para las ojeras, porque "parece que nos has dormido esta noche".
Una noche en la que va a salir con antiguos compañeros decide que quiere estar más estupendo aún, y su esteticista le recomienda que se aplique un poco de base de maquillaje, total, una buena base en polvo, del tono adecuado y bien aplicada, no tiene por qué verse, pero sí notarse.
Así, nuestro muchacho ha ido haciéndose más y más experto, ha ido recopilando más y más productos, y hoy no sale de casa sin echarse unos buenos polvos.
¿Queréis saber más?
En breves momentos....