1. Presiona el pigmento con el dedo para que quede lo más compacto posible.
2. Vierte media cucharada de alcohol sobre el producto.
3. Vuelve a presionar para compactar.
4. Con un cuchillo, aplana la superficie del cosmético roto.
5. Tapamos con una servilleta absorbente y prensamos para que el alcohol sobrante se elimine.
6. Limpiamos las esquinas y ya tenemos nuestro producto como nuevo.
¡La solución perfecta!