La piel con grasa se ve con brillo, los poros son abiertos y muy notorios especialmente en el centro de la cara. Después de algunas horas se pueden pasar los dedos por la piel y verse aceitosos. No se siente la necesidad de una crema. Tiene un tono rojizo en ciertas zonas así como barros y espinillas, al igual que en espalda y pecho. El exceso de la piel con grasa hace que el maquillaje no dure tanto como se espera. La grasa que segrega el cuero cabelludo provoca mal olor después de un día de no lavar y se tiene más tendencia a la aparición de caspa. Si no se le da especial cuidado a este tipo de piel, sin duda saldrán granitos y/o puntos negros. La ventaja de este tipo de piel es que no se arruga tan fácilmente ya que es más resistente a los agentes externos.
Para poder controlar la actividad de las glándulas sebáceas se recomienda lavar 2 veces al día (mañana y noche) el cutis con jabón neutro o de avena, o bien, con limpiadores en forma de espuma o geles indicados para este tipo de piel con grasa haciendo énfasis en la frente, nariz y mentón, las áreas de mayor secreción sebácea y retirarlo con abundante agua.
Si se prefiere por su comodidad, se puede usar un desmaquillante a base de agua, ya que su fórmula retira todos los residuos e impurezas del rostro utilizando un algodón impregnado con el líquido. Deja, además, agradable sensación de suavidad y frescura.
Se recomienda no usar humectantes para evitar el exceso de brillo o grasa, o usarlas a base de agua y solo en las partes de la cara que se sientan menos grasosas. El protector solar debe ser en gel o loción siempre libre de grasa. El maquillaje debe ser liviano, libre de aceites. Una buena opción son los polvos compactos mate.