Y es que la primera fase de todo el proceso es cuando te decides a cortarlo, normalmente cuesta bastante trabajo porque surgen muchas dudas: y si no me queda bien? y si no sé peinarlo? y si me cortan demasiado? y si tarda mucho en crecerme? y si… y si…
Pero venga va, “de perdios al rio”, me lo corto!! Y cojo cita en la peluquería. No nos engañemos, hasta que llega esa cita estamos dudando, y penando, incluso de camino al salón hasta nos late el corazón mas fuerte… así que cuanto antes nos den la cita, mejor…
Durante el corte (también con el color), te sientes muy a gusto, la verdad sea dicha, porque si, a todas nos gusta que nos estén sobando el pelo, lo malo viene después, cuando ya estamos listas, listas??? no se yo… aquí hay dos opciones, o que te encante, tan peinadita, con la plancha, el pelo lisito (o rizado)… o que nos veamos mas raras que un perro verde, no quiero decir que nos veamos mal, sino raras.
Y esto pasa hasta unos días después, que ya te “acostumbras” a verte, bueno, mas bien pasa hasta que te lavas el pelo, y ahora que? que me hago? primero, donde está mi pelo mientras que me lo estoy lavando???? después, por mucho que lo intentes (con plancha, secador, sin nada, laca, con la raya a un lado, al otro…) no hay manera de que quede como en la peluquería, ya que me estaba acostumbrando…
Bueno, no pasa nada, me cojo una coleta y unas horquillas y fuera, vale, si llega la coleta y si no se escapan las horquillas… si no, me disfrazo unos días de “Bruja Avería” a ver si o me acostumbro, o por pena, el pelo se acostumbra solo… como mucho, hasta que me haga con la práctica de poner las horquillas…
Y ésto es así chicas, es un proceso que hay que pasar, pero que al final, quedamos muy monas y muy fresquitas!!!
Contadme cositas que hayan pasado a vosotras en comentarios! Os veo pronto!!
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