Acabo de descubrir las bragas de cuello alto, han vuelto. Sí, aunque nadie lo diga abiertamente, están de moda, y los bodies. Normal, moldean las formas que da gusto haciendo que cualquier prenda siente mucho mejor.
Recuerdo que mi madre era mujer de faja pantalón, no concebía salir de casa sin ella puesta, en invierno y en verano, con falda lápiz (sí, sí, este estilo de falda no es de ahora, data ya de hace unos cuantos años, aunque entonces se llamaba ‘falda de tubo’) o vestidos de vuelo. Siempre llevaba faja, y veía con extrañeza, nunca indignación, que las niñas de hoy en día (hablo de hace algunos años) quemaban hasta el sujetador.
Aquello de la faja era como el cinturón de castidad (yo creo que un poco de eso también tenía porque no me imagino yo un calentón de ‘aquí te pillo aquí te mato’ con un ‘quítame acá esta faja’). Y es que nunca se nos pasó por la cabeza ponernos algo más que unas bragas (muchas ni eso, por no marcar), vestidito y a la calle.
A los 15-20-30 años, ir con las carnes sueltas es tan fácil como hacer el amor en un Simca 1000, aunque lo pusieran en duda los inhumanos. Pero a partir de los 40 (incluso antes) esto último como que ni te lo planteas, y lo de la ropa interior en miniatura también empiezas a pensártelo. Que el culo ya no es lo que era y le cuesta mantenerse en alto, que en los flancos se han instalado un par de rollitos, minúsculos sí pero que las gomas de las bragas los marcan como si fueran salchichas. Y la mollita sale por encima, por debajo y por detrás.
Y de la barriga ni hablemos, que tampoco es que haya mucha pero al dividirla en 3 (la marca de las bragas y más arria¡ba la de los panties) pareces una auténtica mujer michelín cuando pretendes lucir un vestido sencillo, sin costuras en las caderas, cremalleras o adornos varios pensados precisamente para eso, para disimular las marcas, que la ropa interior dejan en nuestra figura. Y no vale comprarse una talla más, porque además de caérsete, forman arrugas y siguen marcando. La solución está en las
bragas de cuello alto
Hasta casi debajo del pecho y por debajo de la banana glútea o, ya puestos, hasta encima de las rodillas (esta versión no vale para vestidos minifalderos). O un body, porque los sujes también dejan marcas en los flancos, y en la espalda. Sí, sí, que nos reíamos todas de esas armaduras hace 20 años, pero cuando llegó Spanx a nuestras vidas arrasaron (y no sólo en mujeres, que a mí me lo descubrió un hombre de pelo en pecho -y barriga cervecera- “me he comprado una camiseta para salir por la tele que me quita barriga, me hace una talla menos y hasta me endereza la postura”).
Y es que son un invento, estilizan la figura como si pasaras una plancha por ella. Ni marcas de celulitis, carnes ‘flojas’, culos a rodales ni barrigas ‘por partes’. Todo en uno. Tu figura de pecho a rodillas ‘de una pieza’, con las curvas justas y bien delineadas. No es que parezcas más delgada, sino mejor dibujada. Más alta incluso porque te obliga a estirarte, a mantener la postura, porque no es que estemos gordas, es que nos encogemos y el cuerpo se pliega como un acordeón, y estas prendas (desde panties a sujetadores, bragas altas, camisetas… ya han surgido muchas marcas, Janira es una de ellas, la que ilustra este post) lo devuelve a su lugar.