Su origen se remonta a los años 20, donde las faldas dejaron de arrastrarse por el suelo y por primera vez se acortaron. Aunque pasaron de moda cuando llegó el triunfo de la minifalda en los 60, tras el impacto mediático de la película ‘Bonnie and Clyde’ (1967), la falda midi volvió a irrumpir en los vestidores y es que es la pieza clave del estilo Lady.
En mi look de hoy llevo una preciosa de ROMWE (AQUÍ) de color amarillo clarito (aunque no se aprecia muy bien en las fotos) adornada con cisnes negros, además el tejido tiene mucho cuerpo lo que permite que la caída de la falda de la sensación de que llevas un cancán por debajo aportando mucho vuelo. La clave para jugar con este maxivolumen es combinarlas con cuerpos ajustados siempre por dentro, además he añadido un fajín con dos propósitos, por un lado darle mayor protagonismo a la falda a la vez que marca tanto la cintura que crea una armonía entre parte superior e inferior.
Esta pieza acorta las piernas, así que a no ser que tengas las piernas de los ángeles de victoria’s secret , mejor que la combines con tacón
Tenéis ya la vuestra?
Falda: ROMWE
Fajín: mango(new)
Jersei: mango(old)
Zapatos: hm(old)